La polémica jornada laboral de 7 días: ¿es verdad que su flexibilidad ayuda o es solo un modo de trabajar más?

  • Empieza a haber rumores sobre las ventajas e inconvenientes que tendría una semana laboral del 7 días

  • ¿Trabajaríamos más? ¿No habría días libres? ¿Qué implica realmente este tipo de semana laboral?

  • También hay dudas sobre cómo afectaría al sueldo y si habría reducciones como con la de cuatro días

En pleno debate sobre la implantación de la jornada laboral de cuatro días para ganar más tiempo en nuestras vidas, empieza a surgir un nuevo movimiento que desbarataría lo que entendemos actualmente por una semana de trabajo: la jornada laboral de siete días. Si en la actualidad nos estamos planteando mucho de los cimientos de nuestra vida laboral... ¿Qué significa esto? ¿Qué implicaciones tiene? ¿Quiere decir que tendremos que trabajar todos los días de la semana? Lo desgranamos.

Más poder en manos de los empleados

Los cierres por la pandemia llevaron a millones de trabajadores de todo el mundo de la oficina a sus casas, e impulsaron horarios más flexibles al compaginar la educación en casa, el cuidado de los mayores y otras responsabilidades con sus trabajos. Este dramático cambio ha llevado a muchos empresarios a experimentar con los modelos de trabajo.

Este nuevo concepto de jornada laboral significa, en la práctica, dar al empleado el poder total de su tiempo. ¿Por qué trabajar de lunes a viernes cuando a él le viene mejor hacerlo de jueves a lunes y librar martes y miércoles? ¿Por qué tener que hacer 40 horas repartidas en cinco días cuando lo que quiere (y puede) es hacerlo en tres días y librar el resto?

Esta jornada laboral abierta y flexible trata, precisamente, de eso, de que el trabajador realice sus tareas cuándo y cómo quiera, siempre que esta esté realizada en los plazos que marque la empresa en función de sus objetivos y de la producción.

¿Significa que habrá que trabajar los siete días de la semana?

No. La jornada laboral de siete días lo que hace es flexibilizar el tiempo de trabajo, distribuirlo de otra manera respecto a la que está establecida actualmente, darle más libertad al trabajador para que realice sus tareas cuando quiera, siempre que a la empresa le parezca bien y esté acordado de manera mutua.

En Reino Unido, en la empresa Arup, ya están llevando a cabo esta nueva jornada laboral, aunque, eso sí, con algunas prerrogativas: "El enfoque requiere una planificación en torno a los horarios de los trabajadores y los clientes, aunque Arup también pide que los empleados acudan a la oficina dos veces por semana. Algunos equipos se sientan juntos al principio de la semana y planifican los días que tienen por delante, otros comparten sus agendas electrónicas", indican desde la compañía en el Financial Post.

Cómo sería un ejemplo de horario laboral con esta jornada

Si esto se llegara a materializar de alguna manera en nuestro país, un ejemplo de horario podría ser el siguiente, imagínate:

  • Miércoles: de 8 a 17
  • Jueves: de 8 a 17
  • Viernes: de 8 a 17
  • Sábado: de 7 a 16
  • Domingo: de 7 a 16
  • Lunes: libre
  • Martes: libre

Este sistema podría tener la ventaja de librar los lunes y los martes porque te gusta hacerlo más de esta manera, pero también implicaría que la empresa se tendría que organizar de otra manera.

Por ejemplo, la presencia de los cuadrantes debería ser aún más importante, ya que si trabajas en equipo necesitaréis una determinada coordinación de días u horarios para coincidir en algunas franjas y poder intercambiar ideas, corregir el trabajo hecho, generar sinergias, etc.

Los sueldos no se verían afectados

Uno de los principales hándicaps que está teniendo la implantación de la jornada laboral de cuatro días es que muchos empresarios y empresas la han entendido mal. En lugar de mantener los sueldos y aumentar la productividad de sus empleados, están restándoles de la nómina el tiempo proporcional a ese día que no se trabaja, por lo que la medida está abocada al fracaso ante la lógica negativa de los empleados de perder más poder adquisitivo. En Telefónica, por ejemplo, trabajar cuatro días en lugar de cinco supondría una reducción de la nómina y de las cotizaciones de hasta el 16%; en Desigual, un 6,5% sus salarios.

Por este motivo, en parte, el Gobierno va a comenzar un programa piloto con determinadas empresas a las que sufragará esa parte de 'no trabajo' para que no reduzcan el sueldo a los empleados y vean cómo afecta la jornada de cuatro días en su concepción original de generar más empleo y oportunidades.

En el caso de la jornada laboral de los siete días no habría problemas de este tipo. Seguirían siendo 40 horas, aunque distribuidas de otra manera, con mayor flexibilidad para quien lo desee, mayor conciliación y, eso sí, mayor coordinación dentro de las empresa para que el engranaje siga funcionando.

Este sistema, no obstante, podía aplicarse de momento en empresas que tengan las tareas de sus empleados muy definidas, por sprints, con metodología SCRUM, como pueden ser las de desarrollo de software o algunos tipos de servicios terciarios. Para el hostelero que trabaja todos los días de la semana excepto los lunes, que es cuando descansa el personal, no tendría ningún misterio a lo que lleva haciendo toda la vida. ¿Se terminará expandiendo este modelo? ¿Superará al de la jornada laboral de cuatro días?

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