A todos nos ha pasado alguna vez. Salimos de una entrevista de trabajo satisfechos, con la sensación de que hemos sabido vendernos y de que el entrevistador está interesado en nosotros. Incluso cabe la posibilidad de que nos hayan hecho algún que otro comentario positivo sobre nuestra candidatura, que nos hayan enseñado el espacio de trabajo o presentado a los compañeros.
A primera vista, todo parece indicar que en breves recibiremos una bonita oferta, así que aguardamos pacientemente, con toda la tranquilidad que podemos tener, con la esperanza, casi certera, de que esa oferta llegará.
Pero los días pasan y pasan. Sin descanso. Y esa sensación tan agradable que nos dejó la entrevista va desvaneciéndose lentamente hasta que, finalmente, nos resignamos y aceptamos la dura realidad: no nos han cogido y, peor incluso, ni siquiera nos lo han dicho.
Los motivos de este silencio laboral pueden ser varios, aunque normalmente se debe a dos razones: la primera, la falta de profesionalidad; la segunda, porque el equipo de recursos humanos encargado de la entrevista se ve abrumado por un proceso demasiado complicado que le impide encontrar tiempo para centrarse en comunicar sus decisiones. Pero ¿qué debemos hacer cuando nos ocurre? ¿Cómo debemos reaccionar cuando no recibimos la respuesta de un entrevistador?
A pesar de que, la mayoría de las veces, nos resignamos con el silencio, la realidad es que como personas que han pasado por el proceso de preparación de la entrevista tenemos derecho a recibir una respuesta. Según varios expertos, además, podemos intentar pedirla, al menos un máximo de tres veces antes de rendirnos con este ghosting laboral y siempre y cuando seamos respetuosos y profesionales. Por eso, si te has dado de bruces con estos silencios laborales, aquí tienes una serie de consejos para intentar conseguir algún tipo de respuesta.
Para poder preguntarle a nuestro entrevistador los motivos por los que nos han rechazado, lo primero que debemos saber es cómo podemos ponernos en contacto con él. Por eso, es recomendable que después de hacer la entrevista le escribamos un pequeño correo de agradecimiento que nos abra la puerta a otros intercambios. De este modo, cabe la posibilidad de que podamos preguntarle cómo podemos contactar con él para saber cómo va el proceso y sus plazos y, en caso de no recibir respuesta, escribir para saber qué ha ocurrido.
Cuando no recibimos respuesta sobre algo que nos interesa, es normal que nos pasemos los días dándole vueltas a la cabeza y que deseemos saber cuanto antes el resultado, ya sea para bien o para mal. Mantener la calma, sin embargo, es importante, sobre todo si queremos parecer profesionales y no denotar nuestro nerviosismo.
Generalmente, en los procesos de selección suelen dar unas fechas orientativas en las que nos escribirán para comunicarnos si hemos sido escogidos o no. Antes de intentar ponernos en contacto con los entrevistadores, debemos esperar a que pase este tiempo y, una vez haya transcurrido, aguardar al menos un día laboral antes de intentar obtener una respuesta.
La educación es lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de escribir a alguien, ya sea nuestro entrevistador o cualquier otra persona. Por eso, en nuestro correo debemos mostrarnos amables y agradecidos por el tiempo que nos han brindado en hacernos una entrevista. Manteniendo siempre este tono, podemos preguntar cómo va el proceso de selección e incidir en nuestra disposición e interés por el puesto. Si el entrevistador no responde, podemos volver a enviar un correo con un par de días de margen, pero si sigue sin contestarnos, lo mejor es que desistamos.
Además de mostrarnos educados en el correo electrónico, es importante que no critiquemos a la compañía y al personal en nuestras redes sociales, sobre todo si los perfiles son abiertos, y que no nos personifiquemos en la oficina en busca de una contestación. Tampoco debemos intentar ponernos en contacto con los entrevistadores a través de canales no corporativos, como el perfil de Linkedin, por ejemplo. Intentar buscar una respuesta está bien, y estamos en nuestro derecho, pero hay que saber marcar límites y no insistir más allá de lo que se considera apropiado.
A nadie le gusta no recibir respuestas de algo que le interesa, pero a veces, simplemente, no podemos hacer nada por evitar el silencio. Si después de haber escrito a los entrevistadores no has obtenido ningún tipo de contestación, lo mejor es que te olvides definitivamente del tema y te centres en buscar otra oferta que encaje en lo que buscas. Pese a que esta situación puede ser desagradable, es importante que no te lo tomes como algo personal y que no teorices. Sencillamente, acéptalo. Como dice el dicho, hay muchos peces en el mar, y alguno de ellos será el adecuado para ti.