Jueves, 00:02 de la madrugada. Un comunicado oficial del Barça confirma lo que muchos aficionados al fútbol esperaban desde hacía semanas: "El FC Barcelona ha destituido esta noche a Ronald Koeman como técnico del primer equipo". La sucesión de malos resultados, con la derrota del pasado miércoles contra el Rayo Vallecano como puntilla, han terminado precipitando la marcha de un entrenador tan cuestionado como importante en la historia del club, el hombre que en 1992 le dio a los azulgrana su primera Champions League con un gol inolvidable para los catalanes. Siempre inclemente y pasional, el fútbol es así; el neerlandés ha pasado de la gloria en su etapa como jugador al ostracismo durante su travesía en los banquillos.
Ahora, Koeman (58 años) se enfrenta al siempre difícil duelo por haber sido despedido, con el agravante emocional que supone el haberse echado a gran parte de la hinchada en contra. ¿Cómo hacer frente a una situación tan complicada como un despido? ¿Cuál es la mejor forma de pasar los primeros días? ¿En qué debemos apoyarnos durante este periodo de vacío anómalo?
En Uppers preguntamos al psicólogo Jorge Lareo, psicólogo del Instituto Psicológico Cláritas, para enfocar el trámite de la forma más sana posible y poder, en el futuro, volver a refulgir como siempre lo hiciste.
No hay un método claro, puesto que cada persona es un mundo aparte y siente y padece de una forma única. Sin embargo, sí hay patrones comunes que pueden ser útiles. Una de esas pautas es no negar el problema, sino sostenerlo y tolerarlo. "No debemos evitar lo que sentimos, pero tampoco podemos dejarnos inundar por ello", recomienda Lareo. En psicología, a este intrincado equilibrio se le llama mantener los márgenes de la ventana emocional.
Para ello, una buena opción es exteriorizar la preocupación con una persona de confianza, asumiendo que lo hecho, hecho está y evitando bucles de pensamiento que no llevan a ningún lado. Habla de ello, intercambia opiniones y demanda un feedback sincero. Al fin y al cabo, verbalizar los problemas siempre ayuda a obtener una perspectiva más clara de aquello que nos perturba, evitando el martilleo y el exceso de culpa interna.
Te han despedido. Es normal sentirse alicaído, cuando no abatido. Tienes derecho a sentirte mal y a estar triste los días que necesites. Pero tampoco es positivo eternizar lo inevitable: la vida sigue. "Es importante que, al empezar a notar que tienes energía, hacer un esfuerzo y arrancar de nuevo. Buscar alternativas, un nuevo empleo, valorar el estar unos meses en paro para enfocarte a otras áreas de tu vida, plantearte los movimientos que vas a hacer en el futuro", explica el experto.
Aunque por lo general no debes ponerte plazos, debes permanecer atento a cómo evoluciona tu estado emocional. Si se perpetúa un estado negativo, quizá sea momento de plantear soluciones. "Si después de dos semanas te sigues sintiendo mal, con presión el pecho y angustia, quizá deberías acudir a un profesional de la salud mental", advierte.
Lareo subraya, al mismo tiempo, la importancia de los hobbys, el deporte y la buena alimentación como rutinas que deben seguir formando parte de tu día a día. Un despido fulminante puede generar ansiedad, pero esta incidirá mucho menos en tu salud mental si mantienes todo aquello que hacías antes. Come bien, no dejes de lado tus aficiones y continúa haciendo deporte. Mantén tu cabeza ocupada.
Como decíamos, también es conveniente que te olvides del 'y si' y te centres en todo lo que sí puedes controlar. Para ello, el psicólogo recomienda una dosis generosa de compasión por ti mismo, aunque intentando que que no se convierta en autocomplacencia. "Has llegado hasta donde has podido, seguramente lo has hecho lo mejor posible. Si ha faltado esfuerzo, es bueno que te hayas dado cuenta; aprenderás para el futuro".