Emilio Casal, detective privado para el teletrabajo: “El que pillo que engaña es el mismo que antes cogía bajas fraudulentas”

  • La pandemia ha destapado nuevos fraudes laborales que han hecho que se dispare hasta un 50% la demanda de los servicios de un detective privado.

  • Los más comunes vienen de teletrabajadores que se ausentan e incumplen sus horarios y empleados que aprovechan el ERTE para ganar un sobresueldo en chapuzas.

  • Emilio Casal, de Cuarzo Detectives, nos acerca a esta realidad y, de paso, nos descubre algunos de los entresijos de esta profesión tan fascinante.

Emilio Casal, detective privado de 55 años, podría hacer suya esa conocida frase de Juan José Millás de que, bien investigados, todos tendríamos diez años de cárcel. Quizás no sea para tanto, pero puede certificar que los pícaros en tiempos de vacas flacas crecen como setas y en el teletrabajo han encontrado un excelente caldo de cultivo para poner a prueba la astucia humana y sacar provecho de la situación. Nos cuenta cómo la Covid-19 ha inaugurado un amplio catálogo de nuevas trampas: incumplimiento de horarios, teletrabajadores que dejan el programa encendido y se van a hacer la compra o a tomar el aperitivo a una terraza, falsos enfermos que fingen síntomas Covid y personas en ERTE que ganan un sobresueldo en dinero negro o que trabajan media jornada y la otra media la dedican a chapuzas. Antes de todo esto, las bajas fraudulentas copaban el 90% del trabajo de este colectivo.

¿Hay un retrato del trabajador que se escaquea?

"Da igual hombre o mujer, joven o menos joven, con estudios o sin ellos, en un buen puesto o en precario. Son a menudo las mismas personas que se escaquean del trabajo o de las tareas o fingen enfermedad. El que quiere engañar a su empresa engaña sin que le importen un bledo las consecuencias para la empresa o para sus propios compañeros y lo hace con todas las artimañas que se nos puedan ocurrir. Cada uno desde sus circunstancias y según vea la ocasión de hacerlo se apunta a esta práctica tan arriesgada", advierte Casal. Insiste en que burlan cualquier consideración ética o legal y señala que algunos son tan pícaros que, como decía Napoleón, podrían pasar por personas honradas.

Padre de un hijo de 20 años, Casal fundó la agencia en 1998 junto a la detective Sara Serrano. Aunque tienen sede en Madrid, están presentes en todo el territorio nacional. En su larga carrera han visto las argucias más inimaginables para ausentarse del trabajo, lo que permite a estos sabuesos reconocer casi de lejos a estos tipos astutos. "El ingenio no tiene límite. Las nuevas tecnologías aplicadas al teletrabajo están sofisticando aún más este tipo de fraudes, pero siguen dominando las clásicas".

¿Es fácil dar con ellos?

"El escaqueo en el teletrabajo está más ligado al estilo de trabajo. Hay puestos en los que se exige una conexión continua a una plataforma, a menudo con el micrófono abierto y la cámara conectada. En este caso es difícil esquivar el control. Según qué funciones cumplan, a veces no tienen más que dejar encendido el programa y dedicarse a otras tareas que nada tienen que ver con lo laboral, bien en casa o en la calle. El empresario solo puede confiar en su buena fe", responde. Los destinos preferidos para pasar parte de la jornada laboral son los esperados: terrazas, gimnasios y tiendas.

"Cuando se trata de situaciones puntuales, los directivos lo dejan pasar, pero en otras la desvergüenza es flagrante y pone a sus compañeros en una situación comprometedora, sobre todo si tienen que realizar el trabajo de quien se escabulle. A veces son ellos mismos los que le delatan, sobre todo en empresa pequeñas".

¿Cuánto tiempo necesitas para pillar a un mentiroso?

"Unas veces son granujas casi profesionales y otras de medio pelo, pero en general tres días de seguimiento son suficientes para saber si está burlando su jornada laboral, engañando o cometiendo cualquier otra fechoría", indica el detective. Añadimos algún dato más: la profesión destapa que el 12% de las incapacidades laborales son fraudes. Y para hacernos una idea del impacto de semejantes caraduras en nuestros bolsillos, las bajas suponen un desembolso para las arcas públicas de más de 2.300 millones de euros anuales, según el Ministerio de Trabajo. De ellos, alrededor de 300 millones de euros van a parar a trabajadores que simulan enfermedad o alargan la baja innecesariamente.

¿El trabajo del detective es decisivo en un juicio?

El informe de un detective privado es válido como prueba en un juicio, siempre que esté legalmente habilitado, según explica Casal. En España operan algo más de 2.000 detectives privados y se les considera entre los más profesionalizados del mundo, puesto que su ejercicio está regulado y certificado por el Ministerio de Interior. Deben estar registrados con su correspondiente número de licencia en la Secretaría de Estado de la Seguridad y sus funciones y atribuciones están reguladas mediante la Ley Orgánica 4/2015 de protección de la seguridad ciudadana y la Ley de 5/2014 de seguridad privada, además de otras normativas y registros que, como reconoce nuestro protagonista, a veces se convierten en auténticos quebraderos.

Esta es la reacción de un trabajador si sospecha que está siendo vigilado

Vuelve al trabajo en 24 horas. La prueba fehaciente de que es uno de los fraudes más habituales es que una de cada cuatro personas con baja por depresión, ansiedad u otras contingencias comunes se da de alta cuando las mutuas le llaman a reconocimiento, según la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (Amat). Al día siguiente ya aparece incorporado de nuevo en su puesto, lo que justifica que muchas empresas contraten detectives privados para comprobar la veracidad de la enfermedad de algunos de sus trabajadores, más teniendo en cuenta que algunas bajas, como las motivadas por problemas de espalda, tienen una duración media de 50 días.

Casal admite que algunas bajas exigen una investigación muy puntillosa, sobre todo las de trastorno mental, migrañas o lumbalgias. "No siempre es fácil delimitar si la actividad que está realizando es compatible con su enfermedad. En casos como la depresión, una pista es el alcohol. Si este trabajador está medicado, la mezcla de una bebida con antidepresivos tiene efectos muy negativos. Un trabajador con depresión en un bar con una copa en la mano levanta muchas sospechas. En todo caso, nosotros hacemos el seguimiento y nos limitamos a aportar el informe".

Un terreno más personal: ¿cuánto le debe la profesión a la infidelidad?

Casal ríe, pero confirma. "Aquí nuestra clientela mayoritariamente es femenina. A veces, nos contratan sin más fin que constatar una sospecha de infidelidad por parte del marido. Se trata más una cuestión de orgullo personal que el hecho de conseguir una prueba de validez para un divorcio. Las semanas de confinamiento estricto supusieron un mazazo para nosotros por motivos obvios, pero enseguida las parejas volvieron a las andadas".

Está acostumbrado a que le pregunten detalles de una profesión que transmite una idea muy romántica, quizás demasiado peliculera, por ese poder de inmiscuirse en el corazón de las empresas, de descubrir la doble vida de las gentes o descorrer cortinas vetadas para el resto de los ciudadanos. Sin embargo, hay una cara desconocida: "El coste personal es muy alto, sobre todo si eres padre. La conciliación familiar es complicada por los horarios y los ritmos frenéticos que impone cada encargo". La pandemia y especialmente los toques de queda y las mascarillas han alterado y complicado el modo de investigar, pero podría contar mil anécdotas descabelladas que darían para una serie de televisión. Sin embargo, el respeto a su profesión y su compromiso sagrado de confidencialidad le imponen discreción absoluta.