El frigorífico es casi el único electrodoméstico que no se debe desenchufar cuando vamos a pasar un tiempo fuera de casa. Sin embargo, conviene tener presente unos cuantos consejos para no encontrarnos a la vuelta con sorpresas y olores indeseables. Desde Uppers vamos a repasar cómo dejar la nevera cuando te vas de vacaciones.
Muchos electrodomésticos conviene desenchufarlos para evitar el consumo fantasma, pero no en el caso del refrigerador. Por un lado, habría que vaciarlo por completo, cosa difícil actualmente más si en casa conviven varias personas. Por otro lado, lo normal es que desenchufarlo implique moverlo de su sitio. A la vuelta habría que enchufarlo de nuevo y volverlo a encajar en su hueco y con ese movimiento habría que esperar bastantes horas antes de encenderlo para que el interior y el gas refrigerante funcionen correctamente. El problema es que se desestabiliza el sistema y al conectarlo a la red cuesta que recobre su eficacia anterior.
La solución, en vez de desenchufarlo o apagarlo si no es posible vaciarlo por completo, es activar el modo vacaciones. Muchos de los frigoríficos incorporan de fábrica esta opción parecida al “reposo” que optimiza el consumo de energía debido a que conserva la temperatura del congelador, pero sube la de la nevera hasta los 14 ºC. La puerta no se abrirá durante muchos días, no se perderá frío y se mantendrán los grados necesarios para conservar ciertos alimentos, las salsas o los refrescos.
No obstante, todo depende del tiempo que se va a estar fuera de casa. Si oscila entre un fin de semana y los siete días, en realidad, es innecesario cambiar la configuración del termostato de la nevera y del congelador. Lo que sí es importante es realizar una revisión de todo lo que hay en el interior del frigo para comprobar las caducidades: salsas, leche, zumo, huevos, mantequilla, yogures, embutidos… En caso de haber fruta o verdura, aunque los cajones mantienen en buen estado estos alimentos, a partir de tres días probablemente maduren demasiado y se estropeen. Es mejor, por tanto, llevárselos o dárselos a una vecina antes de que se echen a perder y contaminen el resto de la comida. En cuanto a los frescos de pescado y de carne lo adecuado es congelarlos por precaución.
A partir de una semana fuera de casa es cuando ya es necesario vaciar completamente la nevera. Es el momento perfecto para realizar una limpieza en profundidad. Así que conviene extraer todas las baldas y los cajones para fregarlos a conciencia con agua y detergente y limpiar las paredes interiores incluyendo todos los recovecos. En ocasiones, queda algún resto mínimo de comida que podría generar olores de modo que para evitarlo se puede colocar dentro un recipiente con posos de café, bicarbonato o la mitad de un limón.