Tener una hipoteca es el sueño de muchos. A pesar de que la subida del euríbor ha hecho que el acceso a este tipo de créditos sea más caro, la gran mayoría de los españoles sueñan con tener una vivienda propia y abandonar la itinerante vida de los alquileres, ya sea por razones económicas o de independencia.
A la hora de pedir una hipoteca, los usuarios deben cumplir con una serie de requisitos relacionados con su solvencia y capacidad económica. El primero y más importante es tener dinero ahorrado, ya que los bancos, por norma general, no financian las hipotecas en su totalidad. Al contrario, lo máximo que suelen dar es el 80% del precio de la tasación.
Además, también exigen que lo usuarios tengan los ingresos necesarios para poder pagar las cuotas mensuales de su crédito (lo habitual en estos casos es que exijan que las cuotas de la hipoteca y las deudas pendientes que pueda tener contraídas el usuario no supere el 35% de sus ingresos), que dispongan de un trabajo estable y que su historial crediticio esté limpio y libre de deudas. Y dependiendo de la situación personal del solicitante, también cabe la posibilidad de que le pidan que porten algún tipo de aval que actúe como garantía en caso de impago.
Aunque la mayoría de entidades bancarias no establece un mínimo de edad a partir del cual se puede solicitar un crédito hipotecario, lo habitual es que rechacen las solicitudes de los usuarios menores de 25 años, ya que la posibilidad de que una persona tan joven sea completamente solvente son bastante reducidas.
Además, también es habitual que establezcan una edad límite para acceder a estos préstamos y que, generalmente, pidan que los usuarios no tengan más de 80 años en el momento de terminar de pagar la hipoteca.
Según recoge el portal inmobiliario Idealista, la edad ideal para solicitar una hipoteca, es decir, la edad en la que tendremos más probabilidades de conseguir la hipoteca que buscamos, se encuentra entre los 35 y 45 años.
Los usuarios de esta edad, por norma general, presentan menos riesgos de impago que los usuarios más jóvenes o más mayores, lo que los hace más atractivos para las entidades financieras.
Con esta edad, según apuntan desde Idealista, la mayoría de personas ya suelen tener la estabilidad económica necesaria para asumir los costes de este crédito hipotecario sin grandes esfuerzos y disponen de ahorros suficientes como para asumir un porcentaje del precio de la vivienda.
Además, se encuentran en plena edad de trabajar, por lo que no se ven afectados por problemas como el paro juvenil o los riesgos que afectan a las personas cercanas a la jubilación, y, al ser relativamente jóvenes, pueden establecer plazos de amortización más amplios, lo que les permite reducir el importe de las cuotas y, consecuentemente, el riesgo de impago.
Aun así, y aunque las personas en esta franja de edad suelen tener más posibilidades de conseguir una hipoteca favorable, es imprescindible que se cumplan con los requisitos de solvencia para poder contratar estos créditos. De lo contrario, nuestras solicitudes serán denegadas.