El exfutbolista Xabi Alonso, actual entrenador del Bayer Leverkusen cuenta con un gran patrimonio. Junto a su mujer cuenta con una impresionante casa en el madrileño barrio de El Viso de 1.116 metros cuadrados con cinco plantas en las que se reparten seis habitaciones, seis baños, un garaje con capacidad para hasta cinco coches, sala de cine y dos grandes patios que ofrecen luz natural a la vivienda. Sin embargo, la casa que le está dando más de un quebradero de cabeza en su mansión en San Sebastián.
La vivienda se levanta sobre el monte Igueldo, una de las zonas más exclusivas de la ciudad con unas impresionantes vistas hacia la bahía de La Concha. El terreno cuenta con casi 11.000 metros cuadrados y se hizo con él en 2018 junto a la licencia de construcción que ha dado lugar a un gran chalé de 1.000 metros cuadrados con sótano y piscina.
Un juzgado de la ciudad vasca ha considerado que la obra es ilegal, ordenando a su vez que se paralicen los trabajos que se están desarrollando en la vivienda (prácticamente está terminada) y su derribo, ya que según la sentencia no se ajusta a la licencia que se había concedido por parte del ayuntamiento, excediendo los permisos municipales y contraviniendo la normativa urbanística.
La casa se levanta sobre una parcela rural “no urbanizable” de la que el Juzgado Contencioso-Administrativo número 3 de San Sebastián ha anulado la licencia que había se había concedido a la sociedad Tavaro XXL SL, de la que Nagore Aranburu, mujer de Alonso, es administradora única.
Para entender lo ocurrido hay que remontarse unos años atrás, cuando entre 2015 y 2016 se expropia el caserío Goiatz-Berri, a unos 10 kilómetros de Igueldo, por la construcción de la línea de alta velocidad. Ante esto, sus propietarios piden una licencia al ayuntamiento para reconstruir el mismo caserío en Igueldo y se le da el visto bueno en 2016, pero con la condición específica de que se haga respetando la arquitectura original de la vivienda expropiada, una construcción rural típica del país vasco con un tejado a dos aguas.
En 2018 el entonces propietario vende el terreno y la licencia por 700.000 euros a la sociedad de Nagore Aranburu y, a finales de año, reciben la licencia para construir en la parcela bajo las condiciones que estaban establecidas. Sin embargo, el edificio levantado nada tiene que ver con el caserío que fue expropiado.
En la sentencia el juez establecía que no era necesaria una réplica exacta del caserío original, pero que debía respetarse en la medida de lo posible. Sin embargo, al comparar ambos edificios se notan diferencias a primera vista, la más notable que no hay un techo a dos aguas, sino que en la actual vivienda es totalmente plano.
Entre los denunciantes están la asociación de vecinos de Igueldo y el grupo ecologista Haritzalde, que piden la demolición del edificio. Desde el ayuntamiento han anunciado que van a recurrir el fallo del juzgado y se apoyan en que el arquitecto municipal justificó en un informe técnico la nueva propuesta arquitectónica por ser más “respetuosa con el entorno” y considerar que se mimetizaba “con el paisaje”.