"¡Voy a dar a Madrid el más cómodo, higiénico y elegante de los barrios!", dijo el marqués de Salamanca antes de comenzar a construir el barrio que lleva su nombre. Con esta frase nació, en el siglo XIX, el barrio Salamanca, el primero con váteres. José de Salamanca y Mayol, emprendedor, banquero y político nacido en Málaga a principios del siglo XIX, fue el primer marqués de Salamanca.
Su plan fue un trazado de calles rectas y anchas con casas magníficas de tres o cuatro pisos y exquisita ornamentación. Las primeras con váter y agua corriente. En 1890 ya residían 75 nobles y en 1910, 138, además de buena parte de las personalidades políticas, económicas e intelectuales de la historia de España en los siglos XIX y XX. Salamanca murió con una deuda millonaria, pero el barrio continuó atrayendo a las gentes con mayor renta per cápita.
Hace unos años empezaron a fijar la vista en este barrio los millonarios de América Latina y en ello tuvo mucho que ver Martha Lucía Pereira, una visionaria del siglo XXI, como en su día lo fue el marqués de Salamanca. Esta exactriz colombiana, presentadora, modelo y musa del diseñador Hernán Zajar dejó los focos y platós para dedicarse al mundo inmobiliario y ahora trabaja como consejera delegada de la empresa Presvip Real Estate. Gran apasionada de su profesión, nos explica cómo ha convertido el barrio Salamanca en la nueva Miami. Eso sí, jamás revelará el nombre de un cliente.
Se te considera una de los artífices del cambio en la milla de oro madrileña. ¿Cómo surgió todo?
Casi de manera espontánea. Salí de Colombia en 1999 huyendo de la inseguridad del país y llegué a Mallorca. Allí me introduje en el mercado del lujo con la firma Engel & Völkers. Después me instalé en Madrid y me enamoré del barrio Salamanca por su elegancia, tranquilidad y buen gusto. Cuando la alta sociedad hispana me preguntaba cuál era la mejor opción para invertir, yo apuntaba siempre hacia el barrio Salamanca. A partir de ahí hubo un efecto llamada.
¿La pandemia marcó un punto de inflexión?
Aunque el cambio ha sido progresivo, pero sí diría que hubo ese momento de inflexión. La aristocracia más castiza empezó a mudarse al extrarradio, mientras que los latinos ricos aprovecharon la ocasión de adquirir una propiedad en ese Madrid lujoso y con encanto.
¿Cómo ha influido este nuevo perfil en la fisionomía del barrio?
El gusto latino impregna ahora sus calles y negocios. Han ido desapareciendo, por ejemplo, tiendas de barrio de toda la vida y algunos bares. Lo que no me gustaría es que desapareciesen las tabernas castizas y esos bares de tapas tan típicos.
¿Quiénes son los nuevos propietarios?
Grandes fortunas, evidentemente, mayoritariamente latinoamericanos, sobre todo colombianos, mexicanos y venezolanos cansados de situaciones muy complicadas en sus países y economías estancadas. Hay inversores que lo quieren es ir diversificando su patrimonio en diferentes países y también millonarios con hijos que han venido a estudiar a España y deciden echar raíz en un barrio que les ofrece el lujo al que están acostumbrados. También están interesados en comprar edificios enteros para rehabilitar por completo con el fin de hacer viviendas para alquiler turístico o sacar a la venta.
¿Y su debilidad es el ladrillo?
Son familias que quieren salvar su dinero y hacerlo crecer, pero también buscan un hogar donde vivir, trabajar y educar a los hijos. Valoran la proximidad de El Retiro, un magnífico pulmón verde. El centro de la capital reúne las condiciones que buscan estos compradores, tanto si es para vivir como si es para invertir. Madrid es un destino internacional del lujo y ofrece grandes oportunidades de negocio.
¿Puedes relatarnos algunas de esas operaciones millonarias que has cerrado en cuestión de horas?
Sí, hay ventas así, como la de una propiedad próxima a Recoletos muy codiciada por sus 14 balcones a la calle. En dos horas se vendió. Y recientemente he vendido por 12 millones un piso en los Jerónimos de 1005 metros cuadrados para reformar. Me llamaron un sábado por la noche porque el propietario, de Miami, quería verlo al día siguiente por la mañana. A pesar de ser domingo, movilicé a mi gente y en un mes el piso estaba vendido. En esta ocasión fue la esposa de este señor la que se enamoró del piso cuando lo vio desde el Retiro. No tiene una fachada clásica, pero sus vistas al Jardín Botánico son un verdadero privilegio. Otra de las últimas propiedades llegó a los 18 millones de euros. Era un piso con una gran fachada con privilegiadas vistas 360º. En otra ocasión fue en la calle Lagasca por seis millones. Cerramos la operación en menos de una hora.
¿Invertir en el barrio Salamanca sigue siendo una apuesta segura o ha alcanzado su techo?
Segurísima. Incluso en los momentos de crisis, el lujo se sigue vendiendo. Es un sector que apenas se resiente y las empresas que ofrecen bienes de lujo salen reforzadas. Para hacernos una idea, si el precio por metro cuidado estaba antes de unos 5.000 euros ahora, según la ubicación y las características del inmueble, puede llegar a los 18.000. En general, las empresas que ofrecen bienes de lujo salen reforzadas. los venezolanos han comprado edificios enteros que ahora están reformando y vendiendo a precio de oro. La inversión en esta milla de oro es segura porque nunca va a bajar de precio. Ni siquiera en los momentos de crisis.
¿La seguridad es uno de esos atractivos?
Es prioritaria. Son personas que vienen de países con tasas muy altas de pobreza. Esto genera inseguridad y miedo a asaltos y a secuestros. Frente a esto, el barrio Salamanca ofrece tranquilidad, discreción y aislamiento. Poder vivir sin escolta es un lujo. También aprecian el anonimato.
Además de la vivienda, ¿qué otros activos son interesantes?
Los negocios de barrio. Estos son los que mejor representan esa nueva cara de la zona con sello latino. El cliente latino quiere glamour, pero su propio glamour. Desea tener sus comercios de siempre cerca con sus productos típicos, sus restaurantes y bares, tiendas de lujo y galerías de arte. Algunas cafeterías, por ejemplo, se han convertido en bistrós y están funcionando muy bien.
¿La población latina está revitalizando entonces el ocio y la cultura de la zona?
Es un impulso cultural, gastronómico, hotelero y de ocio que se advierte cada vez más.
¿Cómo han recibido los propietarios de siempre a sus nuevos vecinos?
Muy bien, con los brazos abiertos. Ha habido una adaptación muy buena. También ayuda el hecho de hablar el mismo idioma. Madrid es una ciudad europea, pero con sangre latina.
¿Qué tipo de edificios son los más solicitados?
Los edificios históricos con interiores reformados siguiendo el diseño más actual y las mejores calidades, si bien a veces se muestran reacios si ven que los portales de acceso ofrecen todavía una imagen antigua. A veces están dispuestos a pagar ellos mismos esta reforma. Gustan mucho los pisos con balcones y vistas al Retiro.