Es cierto que el envejecimiento conlleva un deterioro paulatino de la salud y la capacidad cerebral. No se trata de negar la mayor. Pero la ciencia nos demuestra que envejecer también puede proporcionarnos bienestar ya que hay aspectos cognitivos emocionales que varían con el tiempo y para mejor.
Según un artículo publicado por las investigadoras Mara Mather y Laura L. Carstensen en la National Library of Medicine, "A medida que las personas envejecen, experimentan menos emociones negativas. Y os procesos estratégicos en la atención emocional y la memoria de los adultos mayores podrían desempeñar un papel en esta variación con la edad".
No solo eso, según el informe, nuestro cerebro nos ayudaría a adaptar la memoria, incluso las que conllevan emociones negativas, para hacerlas menos dolorosas. "Los adultos mayores muestran una distorsión de la memoria emocionalmente más gratificante para las elecciones pasadas y la información autobiográfica que los adultos más jóvenes" sostienen. Esto quiere decir que aunque el desarrollo cognitivo decae con la edad, la regulación emocional, por el contrario, se desarrolla.
Podría decirse. En todo caso, al parecer el cerebro humano se adapta al envejecimiento 'aparcando' algunas de las experiencias que ya no necesitamos recordar de manera negativa. "Cuando se muestran estímulos que varían en valencia afectiva, -sostienen Mather y Carstensen- los elementos positivos representan una mayor proporción de los recuerdos posteriores de los adultos mayores que los de los adultos más jóvenes. Este efecto de positividad en los recuerdos de los adultos mayores parece deberse a su mayor enfoque en la regulación de las emociones y ser implementado por mecanismos de control cognitivo que mejoran la información positiva y disminuyen la negativa".
Las investigaciones de ambas expertas se han apoyado en estudios previos que proporcionan datos interesantes. Por ejemplo, se mostró durante un segundo a un grupo de personas mayores dos imágenes e distinto rango emocional: una cara de expresión neutral y la otra jovial. Cuando las caras desaparecieron, un punto apareció detrás de uno de los rostros. Los adultos mayores eran más lentos para indicar qué puntos laterales estaban encendidos cuando aparecieron detrás de caras negativas o neutras, y más rápidos cuando aparecían detrás de caras positivas. Ello se debe a que hay una tendencia natural, que se incrementa con la edad, a 'quedarse' con los estímulos positivos.
Finalmente, "las interacciones entre la emoción y la cognición, aunque importantes de entender en todas las edades, podrían ser particularmente relevante para entender y mejorar rendimiento cognitivo en adultos mayores" sostienen las autoras.