A principios de los 80, la prestigiosa psicóloga Ellen Langer condujo un célebre estudio en Harvard sobre edad y autopercepción. En él, los invitados, todos mayores de setenta años, entraban en una casa equipada con electrodomésticos, muebles, libros y revistas de dos décadas atrás; en la radio se oían programas también de veinte años antes y en la televisión se pasaban programas en blanco y negro. Es decir, se les devolvía a una época en la que eran más jóvenes. Veinte años más jóvenes.
La hipótesis de Langer era que tras 5 días, los sujetos del estudio mostrarían unas constantes muy diferentes debido a un intensa intervención cognitiva. Para ello se realizaron distintas mediciones sobre constantes vitales y psicomotricidad a los participantes antes y después de su viaje en la 'máquina del tiempo'. Los resultados dejaron claro que la propia percepción de nuestra edad mental puede influir en nuestra edad física. O para decirlo en palabras de Ana Belén: “Hacerse mayor es una putada porque, mentalmente, te sientes tan joven”. ¿Es posible, entonces, que no sentirnos viejos nos haga más jóvenes?
El escritor, historiador y médico especializado en psiquiatría y psicoanálisis, el argentino Pacho O'Donnell, decía hace poco a propósito de su libro 'La nueva vejez, ¿La mejor edad de nuestras vidas?' que "la vejez actualmente es una etapa más larga que la infancia, la juventud o la adultez". Y en efecto, sólo en España la esperanza de vida es de 85 años, con lo cual según los criterios habituales podemos decir que pasamos 25 años instalados en la 'vejez'. Todo un cuarto de siglo que no nos podemos dar el lujo de asumir como el 'fin de la vida'. No se puede morir durante 25 años.
Pero ¿qué pasa cuando nuestra mente es joven pero pasados los 50 sentimos que el cuerpo nos abandona? En declaraciones a 'Página 12', O'Donnell señala que "Yo descubrí el cuerpo a mis 63 años, cuando se me diagnosticó una grave insuficiencia cardíaca. Me dijo mi médico que hiciera una actividad física para recuperar la parte del corazón que había sobrevivido. Empecé a hacer gimnasia y descubrí que el cuerpo estaba ahí, que las personas abandonamos el cuerpo a los 40, a los 50 años. Sentimos que, a medida que cumplimos años, el cuerpo deja de ser nuestro y la sexualidad también. Pero mi experiencia más grande fue descubrir que el cuerpo está, que no nos abandona. Está esperando que le demos la importancia que requiere y merece", señala.
Está claro que mente y cuerpo tienen que estimularse mutuamente para ir, como diría Ellen Langer, 'en sentido contrario a las agujas del reloj'. "Ojalá volver a tener 70 años" decía hace poco una Cher de 'apenas' 77. Paradójicamente, en su negativa a 'envejecer' la artista podría estar dando las claves de una 'actitud positiva' que, en efecto, parece mantenerla sorprendentemente en forma. "No puedo creer que pronto tendré 80 años. Pero cuando los tenga seguiré llevando mis vaqueros y seguiré llevando el pelo largo y seguiré haciendo las mismas cosas que he hecho siempre”. ¿Está aplicándose a sí misma el experimento de Langer?
Un estudio publicado en 2018 por la revista científica Frontiers explicaba cómo las personas que intervinieron en los ensayos y se percibían como más jóvenes que su edad biológica tenían más materia gris en el cerebro. Es decir que tenían más capacidad ejecutora y una mejor condición física. Es decir que de hecho eran más jóvenes en términos físicos.
“No sé si no sentirte vieja te hace más joven -dijo Cher el año pasado al programa Good Morning Britain- Sinceramente, no intento sentirme joven. No intento ser joven. Soy quien soy. Simplementemente me las apaño”. Pero puede que Cher, que también suele decir que las canas están muy bien mientras lleven otras, simplemente esté pensando en términos maniqueos lo que entendemos por ser joven o ser viejos. Después de todo, como le dijo la gran Maruja Torres a Jordi Évole: "Tienes a la niña que fuiste dentro y eres tan joven en tu vejez como joven fuiste en tu adolescencia, porque todo te sucede por primera vez". Parece una mejor actitud.