En el año 1993, cuando acababa de cumplir la mayoría de edad, Laura Pausini comenzó su carrera en la música tras convertirse en la ganadora del aclamado Festival de San Remo. Solo un año después, regresó al mismo certamen, esta vez como la cantante con mayores ventas de la edición. Ahora, la artista acaba de dar la bienvenida a una nueva etapa en lo personal.
El pasado mes de mayo, Laura cumplía 50 años. Ahora, ha concedido una entrevista a LOC, donde ha confesado cómo afronta el medio siglo: “A los 50 se te cae la cara y las tetas van al suelo. Es verdad que eso se resuelve con un buen sujetador, pero la verdad es que empiezas a sentir algunas cosas que te molestan”, ha afirmado.
Sin embargo, no hay nada que pare su carácter “torbellino” aunque reconoce que ahora se “cansa” más que hace unos años: “La gente dice "la Pausini nunca para, seguro se droga". Y yo no me drogo, yo soy así. Es mi carácter. Pero ahora tengo 50 y me canso. Hoy he estado todo el día con las entrevistas y mañana supongo que me pasaré todo el día en la cama, acostada. ¡Es que hasta la piel cambia!”, ha reconocido.
De hecho, durante la misma charla reconocía llevar toda la mañana de entrevistas, razón por la que pasaría el día siguiente “en la cama acostada”.
A pesar de los cambios que ha experimentado, nada le frenó a la hora de celebrar su cumpleaños. Para la ocasión, quiso reunir a sus seguidores en dos shows exclusivos: “Era lo que yo quería hacer, aunque mi familia no estaba de acuerdo. Ellos querían celebrarme en casa, con una tarta, con los tíos y los primos. Pero a mí eso me daba ansiedad... Por eso dije "mira, yo quiero cantar". Alquilé un sitio en Milán, invité a los socios de mi club de fans, hicimos dos conciertos y yo canté todas las canciones que ellos me pidieron. De hecho, algunas no las había cantado nunca en directo. Y me lo pasé muy bien”, ha contado al mismo medio.
Precisamente el próximo diciembre volverá con su gira a España: “No quiero parar. Cuando paré en la pandemia pasé el momento más bajo de mi vida. Me sentía emocionalmente inútil. Dos personas de mi trabajo me dijeron que, como ya había hecho todo, ya era hora de pensar en una carrera diferente, de retirarme y me lo creí... ¡Y empecé a vivir mal! Y ahora cuando veo mi agenda con un día libre, sufro de estrés. Me viene un momento de ansiedad. Si trabajo, me siento viva”, ha concluido.