Adoptar una buena postura no solo tiene beneficios para la salud en general, sino que también puede ayudar a minimizar los efectos del envejecimiento y la flacidez en la piel. La postura correcta implica mantener una alineación adecuada del cuerpo, lo que reduce la tensión en los músculos y articulaciones y ayuda a mantener una buena circulación sanguínea.
Para adoptar una postura correcta, es importante mantener la cabeza en línea con los hombros y la cadera, y mantener el eje gravitatorio del cuerpo en línea recta. Esto significa que la parte media de la oreja debe estar en línea con el hombro, el hueso pélvico, por el lateral de la rodilla y el tobillo.
Si te apoyas contra una pared y tus talones, gemelos, glúteos, escápulas y la parte posterior de la cabeza tienen un contacto directo con la pared sin ningún esfuerzo, tu postura será correcta. También es importante evitar estar sentado o de pie durante períodos prolongados de tiempo sin cambiar de posición o moverse.
Para la esteticista Yvette Pons, creadora de un innovador lifting manual, “Adoptar una buena postura puede parecer difícil al principio, pero con la práctica regular y la conciencia de tu cuerpo, se puede mejorar y prevenir los efectos del envejecimiento y la flacidez en la piel”.
Con los años, estar en una mala postura de manera habitual provoca cambios músculo-esqueléticos, debido a bloqueos circulatorios sanguíneos y linfáticos e hipertensiones musculares que originan fibrosis y cambios morfológicos que se producen con el arrastre de la musculatura y de la piel con ellos, dando lugar a pliegues y descolgamiento de los músculos.
Cuando la mala higiene postural está más acusada en la parte posterior del cuerpo, el envejecimiento se refleja antes en el tercio superior del rostro, mientras que cuando afecta a la parte anterior de este, como en la tensión de las fascias abdominales, pectorales y diafragma, el descolgamiento empieza por la tensión del músculo anterior del cuello, el platisma, favoreciendo la gravedad del tercio inferior facial.
Adoptar una buena postura al sentarse es esencial para evitar la flacidez en el rostro y en el cuello. Para ello, se recomienda que los pies estén apoyados en el suelo, las rodillas estén un poco más bajas que la cadera, los isquios (los huesos que tenemos en los glúteos) estén bien apoyados en el asiento y la zona escapular apoyada en el respaldo de la silla, pero no las lumbares.
Si estamos trabajando en el ordenador, la pantalla debe estar a la altura de los ojos para evitar avanzar la cabeza hacia delante. La mesa debe estar lo más cerca posible de nuestro cuerpo, con los antebrazos fácilmente apoyados en ella y en un ángulo de 90 grados.
Al leer o trabajar con dispositivos electrónicos, es importante mantener las cervicales alineadas con los hombros y la cabeza erguida. Con el tiempo, una buena postura al sentarse puede ralentizar los signos de envejecimiento asociados con esta.
No hay una postura perfecta para caminar que se adapte a todas las personas, ya que cada cuerpo es diferente y puede requerir ajustes específicos. Sin embargo, existen algunas recomendaciones generales que la pueden mejorar al caminar y reducir la tensión en el cuerpo.
La primera recomendación es mantener una buena alineación del cuerpo, con los hombros relajados hacia abajo y hacia atrás, el pecho abierto y el abdomen contraído. Al caminar, es importante mantener los pies paralelos y a la misma distancia, y pisar con el talón e impulsarnos conscientemente con los dedos hacia atrás, y que la pisada sea completa.
Esconder el ombligo hacia adentro sin cerrar el diafragma, ni elevar el tórax puede ser también muy útil para caminar bien. Las últimas dos recomendaciones son tensar los glúteos a cada paso y mover los brazos naturalmente, con los codos doblados a 90 grados y los brazos balanceándose hacia adelante y hacia atrás. Esto puede ayudar a mantener el equilibrio y mejorar la velocidad a cada paso.