En cuestión de estilo, y al margen de tendencias, todos, hombres y mujeres, queremos lo mismo: tener un aspecto inmejorable sin arruinarnos. En el caso de los hombres, el outfit que cumple con esos requisitos, aunque en los últimos años parezca haber caído en desuso, es el traje. Es cierto que el 'smart casual' arrasa en algunos ambientes, pero, poco a poco, tras las licencias de la pandemia, los trajes vuelven a su escenario natural: entornos profesionales y eventos.
Comprar un traje nunca es fácil. Pero intentarlo merece la pena porque elimina bastantes incertidumbres y aseguramos una prestancia que un pantalón, una chaqueta, una camisa y una corbata supuestamente a juego no siempre consiguen. Si estás en esa búsqueda, te ofrecemos algunas pautas para hacerte con un un buen traje que aguante muchos años, no solo en el fondo, sino en primera línea de tu armario. Para ello, hemos hablado con Roberto Sánchez, asesor de imagen y autor de 'Tu mejor versión'. Estas son sus recomendaciones:
El negro, el no color, nos hace más sofisticados y esbeltos. Hace siglos era un tono difícil de conseguir en según qué textiles. Por esta razón, la corona y la nobleza española, los amos del mundo de entonces, vestían de negro: no estaban de luto, simplemente mostraban 'poderío' económico. En cuanto a trajes actuales, ¿qué tono elegir? La escala entre el consabido negro, el azul marino y el gris marengo es la más adecuada. Favorecen y aportan seguridad. En suma, ayudan a lucir mejor las prendas.
Esta es una de las zonas más problemáticas en un traje. Si el hombro no está bien resuelto, la silueta se resiente. Además, un arreglo de hombro es muy complejo y lo mejor es no tener que tocarlo. La unión de la manga de la americana debe coincidir justo con la unión de nuestro hombro y nuestro brazo. A veces, elegimos una talla mayor a la nuestra cuando no nos da de cintura. Intentemos evitar esto, ya que un hombro demasiado ancho sobresaldrá y ensanchará de manera poco atractiva la parte superior del cuerpo.
Si hablamos de una americana clásica el largo correcto llega hasta debajo de la cadera cubriendo el tiro del pantalón. También podemos tomar como referencia que el largo de la americana coincida con el nudillo de nuestro dedo pulgar. En cuanto al pantalón, debe llegar a la altura del zapato pero sin posarse en ningún momento sobre él. No debe formar nunca pliegues, y menos aún el denominado efecto acordeón, los pliegues que se forman en el empeine del calzado.
Si no hay sobrepeso, no hay recomendaciones especiales. Pero cuando hay volumen en flancos y abdomen, es recomendable que el pantalón del traje tenga la cintura alta y con pinzas, ya sean sencillas o dobles. Marcará menos los kilos de más y, cuando el tejido es bueno, dará una caída extra al conjunto.
Cuando te pruebes el traje fíjate que no se formen arrugas en ninguna parte del mismo: En las mangas, en la chaqueta al cerrar los botones, zona delantera y trasera de los pantalones, en los hombros y espalda o cualquier otra zona. Todas ellas deben tener las medidas justas para que no se ajusten excesivamente a tu cuerpo, pero tampoco queden muy holgadas.
Por último, los arreglos son parte fundamental. Si es a medida, es posible que haya que modificar algo en la prueba final. Si ya está confeccionado, los arreglos serán los que lo adapten perfectamente a nuestra figura. Los más habituales suelen ser ajustar las mangas al largo del brazo, adaptar el largo del pantalón para que este repose ligeramente sobre el zapato sin que haga ningún tipo de pliegues y quizá mover los botones de la chaqueta. los botones en caso de ser necesario.
Cuando se estrenan, es mejor no llenar demasiado los bolsillos exteriores de la americana, ya que puede deformarse. Por esta razón, muchas chaquetas tienen cosidos los bolsillos exteriores. Si eres de los que necesitan llevar la casa a cuestas, recuerda que tu traje tiene bolsillos, pero es muy posible que fulmines el diseño de la chaqueta del traje. Y el objetivo es que dure perfecto unos cuantos años.