Las cinco cosas en las que tienes que fijarte si quieres hacerte con la gabardina de tu vida

  • Fue Thomas Burberry quien recibió el encargo de hacer una prenda resistente al agua para los soldados de la Gran Guerra; desde entonces, ha llovido mucho y siempre hemos tenido una gabardina a mano

  • El asesor de imagen Roberto Sánchez comparte las claves para hacerte con una buena gabardina; la primera y principal: buscar la calidad, ya que se trata de una prenda de largo recorrido

  • En cuanto a tallas, el estilista es claro: "En el caso de la gabardina, siempre deberíamos comprar una talla más para ir cómodos si llevamos otras prendas debajo"

"Siempre nos quedará París". Humphrey Bogart mira arrobado a una exquisita Ingrid Bergman en la ultrafamosa 'Casablanca' (1942). Durante la escena, algo atrapa la mirada del espectador: las solapas de una estupenda gabardina marcada por la lluvia, la misma que cae en otoño, en estos días de manera incesante. Desde los años 40 del pasado siglo hasta ahora, la gabardina es una prenda con personalidad propia. Nació como uniforme bélico, recibió la admiración del cine y ahora es referente de pasarela y del street style.

De la trinchera a los platós de cine

El origen de la gabardina se atribuye al diseñador inglés Thomas Burberry en 1856, aunque fue en 1823 cuando el inventor escocés Charles Macintosh ideó el primer abrigo impermeable. De una u otra manera, sí se sabe que fue Burberry quien recibió el encargo de hacer para el ejército británico durante la I Guerra Mundial un abrigo resistente al agua, capaz de resistir los envites del mal tiempo y fácil de mantener. Para ello, utilizó lo que entonces era un tejido técnico: un tipo de algodón tratado para aguantar humedad, similar al utilizado en los globos aerostáticos. La fama entre los militares fue tanta que cuando la Gran Guerra acabó, empezó a comercializarse. La II Guerra Mundial y el cine hicieron el resto: de 'Casablanca' a 'Cantando bajo la lluvia', 'Charada', 'La pantera rosa' (Peter Sellers y su inseparable Burberry), 'Los paraguas de Cherburgo', 'Desayuno con diamantes'... y los armarios de medio planeta.

Es probable que ya hayas gastado alguna que otra gabardina. Pero si eres de los que aún no lo han hecho o te estás planteando hacerte con una buena, tendrás que elegir entre un mercado inmenso, con muchas calidades, muchas variedades y muchos precios. Para que puedas elegir con sentido, el asesor de imagen Roberto Sánchez, autor del libro 'Tu mejor versión', comparte las pautas imprescindibles.

Color: no siempre beis

Asociamos las gabardinas al color beige, pero no siempre tiene que ser así. A lo largo de su vida, estas prendas han ido adaptándose; ahora es posible hacerse con una gabardina marrón, negra, gris, caqui y hasta blanco roto, aunque su imagen más icónica corresponde al inconfundible beige. Para Roberto Sánchez, lo apropiado para elegir el tono de la gabardina no es el color predominante de tu guardarropa, sino la coloración de la piel: "Si tu tono o subtono de piel es cálido, te favorecerán las de color beige. Pero si tu subtono de piel, es frío opta por una en color azul", explica.

Talla: nunca pequeña

Las prendas favorecen en la talla correcta. Si nos vemos embutidos, pareceremos más gruesos de lo que estamos. Si nos sobra tela, el efecto será el mismo. Pero como toda regla, tiene su excepción y es, precisamente, la que afecta a las gabardinas. "Siempre resalto que comprar la talla adecuada para nuestras prendas es muy importante; sin embargo, en el caso de la gabardina deberíamos comprar una talla más, ya que es una prenda muy fina y seguramente llevemos debajo un jersey grueso o una americana. Así que para estar cómodos es mejor que nos quede holgada", señala el estilista. Como consejo, pruébatela con chaqueta para comprobar bien talla y hechura.

Largo: el que más favorezca

El mercado dispone de muchos modelos de gabardina, con diferentes longitudes. Las prendas largas cubren más de la lluvia respecto a los trenchs cortos, pero también es importante que sienten bien y para ello hay que tener en cuenta no solo la altura, sino también la talla y que ambos parámetros guarden proporción. "La gabardina puede ser corta, media o larga. Es importante que sea el adecuado a nuestra altura para que además de protegernos cuando hace mal tiempo también nos favorezca", señala Sánchez.

Calidad: para muchos años

En este punto, no hay muchos secretos. La calidad se paga, pero, a cambio, nos aseguramos de tener una prenda que va a estar perfecta décadas. "La gabardina es un tipo de ropa que vamos a utilizar durante muchos años, ya que es atemporal, de manera que resulta interesante elegir un modelo de calidad. Será así una inversión rentable a largo plazo", asegura el estilista. ya que de esta forma será una inversión rentable a largo plazo.

Versatilidad: nunca desentona

Si además de que puede durar años en el guardarropa tenemos en cuanta que nunca desentona, estaremos muy cerca de la prenda perfecta. Basta un vistazo a las pasarelas y a la calle para darse cuenta de que la gabardina es un icono básico, ahora también en diferentes reformulaciones, por ejemplo, con denim, apliques de cuero e, incluso con estampados. Todas estas versiones no hacen más que afianzar su reinado durante los meses más fríos del año. Para Roberto Sánchez, se trata de la prenda polivalente por excelencia: "Opta por un modelo que te guste tanto para looks formales como para los looks más casual. Puedes perfectamente utilizarla también para el fin de semana con una sudadera, un pantalón vaquero y unas sneakers".