Muchas veces hemos escuchado la famosa frase 'menos es más' como algo bueno. En términos de belleza y del cuidado de la piel, sin embargo, hay división de opiniones hasta el punto de que ya hay dos tendencias contrapuestas: el cuidado coreano, que puede incluir hasta 10 pasos, y las prácticas minimalistas, enfocadas únicamente a la limpieza, la hidratación y la protección solar.
Respecto a saber qué es lo más adecuado, los expertos también se dividen. La farmaceútica Helena Rodero, autora del libro 'Todo sobre tu pelo y tu piel', es una de las especialistas en belleza aboga por las dos prácticas: "Creo que es mejor el minimalismo, pero si disfrutas de una rutina de ocho pasos y te lo puedes permitir, sigue con ello", señala.
El criterio de Rodero señala el camino por dónde va el 'skincare', una mezcla entre la interminable rutina asiática y el minimalismo. Esta nueva tendencia está enfocada en reducir la cantidad de ingredientes y cosméticos, adaptándola a las necesidades de la piel.
¿Qué se consigue con esto? El minimalismo flexible evita el estrés de seguir tantos pasos y consiguiendo resultados con los productos justos, además del ahorro que eso supone. Por otra parte, cuando no somos expertas es difícil acertar. Por esa razón, como indica Helena Rodero, parece más razonable apostar por ruitnas cortas: "Sobre la piel mi enfoque es minimalista porque estamos intoxicados con tanta información, por lo que creo se necesita perspectiva científica".
En los últimos años, la familia de cuidados de la piel ha crecido con la incorporación de aparatos, herramientas de masaje y masajes propiamente dichos. ¿Quién no ha oído hablar del yoga facial, de la gimnasia para ciertas zonas del rostro o del masaje kobido? Los masajes estimulan la circulación; por tanto, cualquier manipulación en la piel va a provocar un cambio de color, al facilitar el flujo sanguíneo, y una textura más jugosa. Sin embargo, ¿funcionan realmente a largo plazo? "Para nada, incluso puede provocar que la piel dé de sí con esos masajes. Si uno disfruta de su uso, puede seguir con ello, pero evitando deformar la piel", asegura la experta.
En este caso, la edad sí importa, ya que con la edad los niveles de hidratación cutánea disminuyen, provocando la aparición de arrugas y descolgamiento. "Si tienes una piel de 20 años no va a pasar nada, pero si tu piel es madura, te puede provocar flacidez. Esto es como tener un embarazo con 20 y otro con 40. ¿A que la piel del vientre no se queda igual después a cada una de las edades?", afirma la farmacéutica.
Se han convertido en uno de los tratamientos más demandados. Los adeptos al masaje facial afirman que puede 'recolocar' la musculatura y facilitar la oxigenación de la piel. Helena Rodero, sin embargo, se muestra tan crítica como con la aparatología: "No tienen evidencia científica y si estiras la piel, puedes deformarla y provocar flacidez. Si el masaje es drenante, sin deformar la piel, puede ayudar a movilizar retención de líquidos, pero ya está, sin más".
Para esta experta, la rutina perfecta, por tanto, consistiría en pocos productos, adecuados para cada necesidad cutánea, el uso restringido de herramientas, según la edad de la epidermis, y algún que otro masaje drenante.