Suele decirse que la excelencia está en el punto medio. Aplicado al campo de la salud y el bienestar quiere decir que cualquier terapia o tratamiento sin supervivisón y con una aplicación, ingesta o práctica exagerada puede llevar, irónicamente, al efecto contrario al deseado. La obsesión por alcanzar nuestra mejor versión, ágiles, sin kilos de más y con mucha vitalidad, atributos propios de la juventud, puede volverse en nuestra contra, como muestran estos dos casos.
La palabra 'ozempic' es uno de los términos más buscados en internet. Este medicamento a base de semaglutida fue creado originalmente para tratar la diabetes, una enfermedad que suele afectar a las personas obesas. El resultado es que al comprobar que era un potente adelgazante -perder peso es una de las condiciones para mejorar la diabetes-, empezó a prescribirse contra la obesidad. Muchos famosos como Kim Kardashian, Elon Musk u Oprah Winfrey empezaron a tomarlo y a mostrar sus resultados. La presentadora americana, de hecho, lo anunció al tiempo que abandonaba su cargo en Weightwatchers, empresa dedicada al control de peso a través de la dieta. Los kilos de todos los pacientes fueron desapareciendo a una velocidad inusitada. Sin embargo, no todo fue de color rosa.
Una inyección de Ozempic sirve para eliminar los kilos de más al inhibir el apetito y promover la sensación de saciedad. Pero también esconde efectos secundarios: naúseas, taquicardia y un indeseable efecto rebote cuando deja de consumirse. En los últimos tiempos, además, se añade como daño colateral la llamada 'cara Ozempic'.
Se trata de una cara avejentada a consecuencia de una pérdida brusca de peso. Las personas que adelgazan mucho súbitamente acusarán un rostro más flácido, especialmente en la zona de los pómulos y mejillas. La grasa facial sireve para rellenar y alisar la piel. Cuando se pierde esa grasa de manera descontrolada se produce una esqueletización facial que nos da un aire envejecido y cansado, exactamente igual que se produce cuando envejecemos, pero de manera mucho más rápida.
La redistribución de la grasa, junto a la pérdida de colágeno y elastina, comienza de manera natural sobre los 25 años. El ozempic acelera este proceso 'a cámara rápida'. Podemos, por tanto, alcanzar un normopeso y, en cambio, mostrar un rostro mucho menos juvenil. Los expertos son claros a este respecto: si sobran kilos, lo mejor es cambiar hábitos alimentarios. Hacerlo de manera artificial puede ser contraproducente. Todo depende del grado de obesidad porque en medicina siempre hay que valorar los beneficios de una terapia frente a sus riesgos.
Correr tiene numerosos beneficios para la salud, pero también tiene un impacto negativo. Al ser un deporte de impacto aumenta las posibilidades de que la piel del rostro envejezca más rápido, de la misma manera que sometemos a un mayor desgaste a las articulaciones.
Más allá del debate que siempre suscita el tema, los expertos coinciden en que los deportes aeróbicos pueden causar pérdida de grasa facial, lo que, como en el caso del Ozempic, se traduce en un menor volumen, flacidez, oxidación y deshidratación de la piel. La cara de 'runner' no solo afecta a los corredores: la misma expresión demacrada se puede ver en esquiadores, jardineros, marineros y ciclistas, y, en general, en todas aquellas personas delgadas o que hayan adelgazado que realicen actividades al aire libre y no se hidraten adecuadamente.
Como señalan varios expertos, el deporte extremo causa un estrés oxidativo que produce radicales libres, acorta los telómeros y acelera el envejecimiento. Esto ya es en sí mismo una combinación letal para la piel del rostro, al punto de que, aunque se recuperen los kilos, la redistribución de la grasa y la recuperación del volumen es bastante difícil.
La cara de Ozempic tiene peor pronóstico. Con el rostro de runner sí pueden emplearse algunas estrategias: