¿Qué es la semaglutida, principio activo de Ozempic, el medicamento que sirve para adelgazar?

Con la mirada puesta en el verano, son muchos los que se proponen un claro propósito: perder peso. En estos meses del año, las conversaciones sobre la dieta, el gimnasio y el ejercicio físico parecen estar a la orden del día, y a pesar de que los milagros no existen, son muchos los que buscan una fórmula mágica con la que deshacerse de esos kilos que creen que les sobran

Cuando se busca adelgazar, muchas veces no solo se busca perder peso, sino hacerlo con la mayor rapidez posible, un problema que puede hacer que se tomen importantes riesgos para la salud. Prueba de ello tenemos en las dietas milagro. Multitud de personas han sido víctimas de las falsas promesas de estos regímenes, unas dietas que no están respaldadas por la ciencia y que se caracterizan por prometer pérdidas de peso inmediatas y sin esfuerzo. 

Estas dietas, por norma general, se basan en reducir o excluir la ingesta de algunos alimentos o grupos alimenticios, y aunque en un primer momento sí pueden dar resultados, en cuanto se abandonan provocan un efecto rebote en sus pacientes en el que no solo recuperan los kilos perdidos, que en el fondo no eran más que agua y masa muscular, sino que los aumentan. 

La dieta de las olivas, de los potitos o la Dunkan son algunos ejemplos de las muchísimas dietas milagro que pueden encontrarse, pero en las últimas semanas estos regímenes han sido parcialmente desbancados por otra moda igual de preocupante: la de los fármacos adelgazantes. Y, en concreto, la de uno en particular: el ozempic.

Un fármaco para diabéticos 

Tal y como señalan desde la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, según sus siglas en inglés) en un comunicado, el Ozempic es “un medicamento contra la diabetes que se utiliza junto con la dieta y el ejercicio para tratar a pacientes adultos con diabetes de tipo 2 que no se controla de forma satisfactoria”. 

Este fármaco se comercializa como una solución inyectable que se administra bajo la piel del abdomen, el muslo o la parte superior del brazo. Su dosis inicial debe ser, según apuntan desde la EMA, es de 0,25 mg por semana, aunque tras un mes debe aumentarse a 0,5 mg por semana. En algunos casos, además, puede darse el caso de que se pueda incrementar hasta un máximo de 1 mg por semana.

A pesar de que en nuestro país este fármaco está indicado específicamente para personas diabéticas y de que solo puede obtenerse con receta médica, en otros países se usa como un tratamiento contra la obesidad. Esto se debe a su composición. 

El Ozempic tiene como principal activo la semaglutida, un tipo de medicamento que forma parte de los llamados agonistas de GLP-1 (péptido similar a glucagón tipo 1), una hormona fisiológica que desempeña diversas funciones en la regulación del apetito y la glucosa. 

La semaglutida, básicamente, incrementa la secreción de insulina cuando los niveles de glucosa en la sangre son altos. Además, también puede ralentizar la digestión y aumentar la sensación de saciedad. 

Estos factores ayudan a la pérdida de peso y masa corporal, ya que reduce tanto la ingesta calórica como el apetito. Por tanto, el fármaco sí puede ayudar a adelgazar y, de hecho, en algunos países ya se está utilizando, siempre bajo prescripción médica, para tratar a pacientes con obesidad.

El problema llega cuando este fármaco, que inicialmente estaba enfocado a las personas diabéticas, comienza a hacerse popular entre personas que no tienen problemas de diabetes ni tampoco un problema de obesidad, algo que ya ha ocurrido en las últimas semanas y que amenaza con afectar a su disponibilidad. De hecho, la farmacéutica que produce Ozempic, Novo Nordisk, ya ha advertido de que el aumento de la demanda podría provocar una disponibilidad intermitente, tal y como recogen desde la AEMPS.

Además de los problemas éticos que podría suponer el consumo de un medicamento destinado a las personas diabéticas, este fármaco puede tener efectos adversos para la salud, sobre todo si se consume sin prescripción médica, ya que puede causar náuseas, vómitos, diarrea, hipoglucemia y, en los casos más extremos, pancreatitis aguda. 

En nuestro país, el Ozempic no se utiliza para el tratamiento de la obesidad, sino que se destina, exclusivamente, a las personas con diabetes de tipo 2. Por eso, debemos evitar consumirlo a no ser que seamos pacientes.