El aceite de ricino, también conocido como aceite de castor. El óleo extraído de la planta cuenta con un largo recorrido tras de sí, ya que, desde la antigüedad, éste ha sido usado con fines medicinales como: remedio para el estreñimiento, ayuda para aliviar la artritis, anti-irritaciones cutáneas, anti-eccemas, aceite antibacteriano…
Hoy por hoy, el uso de dicho aceite ha adquirido mayor son y se ha extendido por América, África y toda Europa por su fama como cosmético y presencia en diversos ámbitos como: el sector textil, la alimentación, su uso capilar y dermatológico, y sus beneficios como laxante.
Sus componentes principales son la combinación perfecta para proteger y aportar los nutrientes que el cabello necesita. Entre los más importantes se encuentran:
Aprovechar los beneficios que puede reportar este producto natural, depende en gran medida de utilizarlo de forma correcta. Estos son los pasos para aumentar sus propiedades e incrementar la dureza del cabello:
Para aprovechar los beneficios del aceite de ricino es recomendable llevar a cabo este procedimiento dos veces por semana durante 2 meses. Pasado ese tiempo, podemos seguir aplicándolo pero cada quince días o una vez al mes.
También podemos aplicar el aceite de ricino en el cabello y dormir con él durante toda la noche. Esto permitirá que penetre mejor en nuestro pelo. No nos olvidemos de poner una toalla o algún tipo de protector en la cama para evitar mancharlo todo.
En el caso de las cejas, el ácido ricinoleico es ideal para estimular el crecimiento del pelo de aquellas zonas más despobladas. Favorece la nutrición de los folículos pilosos, que es donde crece el pelo, y esto hace que el vello crezca más fuerte.
Hidrata y acondiciona el vello de las cejas, evitando la resequedad y haciendo que esté más suave y brillante. Previene su caída aportando unas cejas más pobladas, gruesas y con una forma más bonita.
Su alto contenido en ácido ricinoleico promueve el crecimiento del vello penetrando hasta los folículos pilosos y alimentando la raíz del pelo. Esto se traduce en unas pestañas más largas, fuertes, espesas y sanas. Posee ácidos grasos omega-9, los cuales ayudan a combatir el exceso de sebo que a veces contribuye a la caída de las pestañas o impide que estas crezcan sanas y fuertes.
El ácido ricinoleico también tiene propiedades antifúngicas y antibacterianas potentes, siendo estas ideales para combatir las bacterias y hongos que en ocasiones pueden dañar las pestañas e impedir su buen crecimiento. El aceite de ricino también actúa como un buen hidratante natural, lubricando las pestañas desde la raíz de forma natural y favoreciendo, así, su crecimiento. Por esto, es un buen tratamiento natural para evitar la caída de las pestañas que puede estar provocada por un mal uso del maquillaje, alergias, estrés, deficiencias nutricionales, alteraciones hormonales, etc.