Elegante, vital, vibrante, nada afectado; de hecho, se ve un punto de rebeldía. El Instagram de Carmen Gimeno derrocha todas esas cualidades. Esta docente, licenciada en Bellas Artes, tiene 57 años y una envidiable melena plateada que le ha convertido en toda una 'influencer'. Una 'silver influencer'. Uppers ha hablado con ella, de su experiencia y de sus razones para liberar y hasta empoderar las canas.
¿Ha cambiado tu percepción de las canas desde hace unos años a ahora?
Mi percepción sobre el pelo canoso no ha cambiado sustancialmente. Las canas se han asociado a términos como 'abandono' o 'descuido' y, sin embargo, yo siempre las he percibido como un signo de elegancia, naturalidad, rebeldía y estilo personal.
¿Has tenido algún referente?
Desde muy niña, he admirado a las mujeres que se han atrevido a mostrar sus canas sin complejos. En este sentido, mi gran referente y fuente de inspiración es mi madre: carismática, elegante, adelantada a su tiempo, con una personalidad envidiable y que, desde muy joven, ha lucido su cabello natural con enorme seguridad. Os garantizo que me siento tremendamente orgullosa de verme reflejada en ella.
¿Ser influencer 'silver' se ha convertido en una profesión para ti?
Soy licenciada en Bellas Artes y me dedico a la docencia desde los 23 años. Para mí, las redes sociales suponen un mero entretenimiento y, por tanto, la actividad que desarrollo en el campo de la publicidad es esporádica y siempre con carácter muy selectivo. No obstante, reconozco que disfruto mucho con estas experiencias y además resultan absolutamente rentables.
¿Cómo empezaste tu carrera en las redes?
A través de mi perfil de Instagram, capté la atención de una reconocida firma de cosmética, que me seleccionó para protagonizar una de sus campañas de publicidad y también para ser imagen de la misma. A partir de ese momento, han sido numerosas las firmas de moda y de cosméticos que han contactado conmigo para participar en sus acciones publicitarias.
¿Ha cambiado tu vida desde que tienes canas?
Mi vida ha cambiado de forma notable desde que luzco las canas: me siento liberada, natural y, por supuesto, he ganado muchos enteros en comodidad. En resumen, mi imagen ha mejorado en el aspecto estético pero, sobre todo, he logrado superar etiquetas, estereotipos y convencionalismos trasnochados. Tampoco puedo olvidar que mi pelo canoso me ha abierto las puertas al mundo de la publicidad y ¡estoy verdaderamente encantada!
¿Qué consejos compartirías con las mujeres que aún no se atreven a liberar sus canas o están en plena transición?
Desde aquí, animaría a todas aquellas mujeres que están en ese proceso de transición, a que no cedan ante los típicos comentarios desalentadores como: "el pelo canoso te hace mayor" o "parece que te has abandonado". Estoy convencida de que las canas aportan una gran dosis de elegancia y, además, se han convertido en todo un símbolo reivindicativo de liberación y empoderamiento femenino.
¿Cómo mantienes el pelo? ¿Debemos identificar canas con menos cuidados?
Siempre utilizo champú y mascarilla con pigmento violeta con el objetivo de neutralizar los tonos amarillentos que proporcionan ese efecto visual tan desagradable.
¿Crees que las canas pueden ser, de hecho, un poderoso atractivo?
Según mi punto de vista, las canas bien cuidadas aportan mucha luminosidad al rostro, son muy favorecedoras y comodísimas. Por el contrario, el mantenimiento de un tono castaño a base de tintes resulta tremendamente esclavo: ¡las raíces blancas están en constante acecho! Además, requiere mucha dedicación y un tiempo precioso que se puede destinar a otras actividades más enriquecedoras.
Tienes 57 años. Si pudieras volver atrás, ¿lo harías?
A modo de conclusión, te confieso que estoy viviendo mi mejor momento personal en el que mi orden de prioridades ha cambiado radicalmente: sólo me preocupa lo importante. Reconozco los fracasos como oportunidades para crecer. Saboreo las experiencias positivas con enorme intensidad. Nunca renuncio a los retos. Me siento vital, segura, libre y, sobre todo, muy real: a mis 57 años, no escondo mis arrugas, no oculto mis canas, y no necesito artificios para sentirme satisfecha conmigo misma. ¡No volvería atrás por nada del mundo!