La moda de las barbas sigue tan viva como siempre. Ni siquiera las mascarillas han podido con ellas. El vello facial se ha convertido en una parte esencial del estilo de los hombres, ya sea por comodidad o pura estética, y no parece que vaya a desaparecer en el futuro cercano. No, al menos, cuando miles de hombres de todas las edades han estado experimentando con cómo les quedaría durante los duros meses de confinamiento.
A primera vista, llevar barba puede parecer una tarea sencilla. Tan solo hay que dejar de afeitarse y listo: ya tenemos la cara bien cubierta de vello y un nuevo look con el que petarlo ahora que estamos abandonando el teletrabajo y volviendo a las oficinas. Sin embargo, la realidad es bastante distinta. Conseguir una buena barba requiere mucho trabajo, y si realmente queremos que nos favorezca, debemos dedicarle tiempo y cuidados, más incluso que al afeitado.
De lo contrario, podríamos acabar con un aspecto desaliñado, un look excesivamente artificial o, peor, con una falsa papada muy poco atractiva. Para evitar estos problemillas, aquí te dejamos una serie de consejos para perfilar y recortar tu barba y sacarle todo el partido a tu rostro. De nada por adelantado.
Antes de ponernos manos a la obra, lo primero que debemos hacer es averiguar qué tipo de barba favorece más a nuestras facciones. Las posibilidades son infinitas, aunque a la hora de la verdad es recomendable que nos decantemos por esas opciones que rompan con la simetría de nuestro rostro y que juguemos con la densidad y longitud.
Así, los expertos recomiendan que aquellos que tengan una cara redondeada se decanten por barbas cuadradas, frondosas en la barbilla y afeitadas en los pómulos, o por aquellas en las que el bigote y la perilla estén ligeramente separadas. En el caso de los rostros cuadrangulares, deberemos optar por barbas finas y poco frondosas en las que el protagonismo recaiga sobre el mentón, mientras que si nuestras facciones son rectangulares, tendremos que elegir barbas cortas en la zona de la barbilla y largas en los laterales. Finalmente, si tienes la suerte de tener un rostro ovalado, podrás probar con prácticamente cualquier opción, pues se trata de la forma más armónica de todas.
Para no dar pasos de ciego y equivocarnos con nuestra elección, lo mejor que podemos hacer es acudir a nuestro barbero de confianza para que nos asesore. Una vez nos hayamos decantado por una barba concreta, es importante que la cuidemos igual que si fuera nuestro propio cabello. Para ello, debemos lavarla a diario utilizando productos con un PH específico para el vello facial y oxigenarla correctamente con bálsamos y aceites frescos. Así evitaremos que se formen nudos y que se rompa y encrespe.
A la hora de recortar la barba, tenemos tres opciones: hacerlo con maquinilla, con cuchillas o con tijeras.
Si nos decantamos por las tijeras, deberemos trabajar cuando la barba ya no esté mojada, sino humedecida, y ayudarnos de un peine y un espejo para poder calcular correctamente el corte. En este caso, lo primero que haremos será peinar el bigote, primero hacia delante y luego hacia abajo, y recortar todo el vello que sobresalga. Tras esto, peinaremos la barba y, de nuevo, recortaremos poco a poco el vello que sobresalga y no vaya hacia abajo. En este sentido, es importante que realicemos los cortes siempre en el mismo sentido y que vayamos zona por zona. Hasta que no termines con un lado, no pases al otro.
Si elegimos recortar nuestra barba con cuchillas, lo primero que deberemos hacer será, evidentemente, aplicar la espuma. Hecho esto, toca rasurar. Primero lo haremos en la dirección en la que crece el vello facial y, después, en el sentido opuesto para conseguir un mejor afeitado. En este proceso, recuerda estirar la piel con una mano para evitar que se quede algún que otro pelillo largo. Al terminar, no olvides aplicar la loción hidratante: te ayudará a evitar irritaciones en la piel.
Finalmente, llega el turno de las maquinillas. Para muchos hombres, este es el método más rápido y cómodo, pero aun así hay que tener un par de cosillas en cuenta. La primera es que debemos recortar la barba siempre después de ducharnos, cuando ya esté seca, para que el vello esté completamente hidratado y podamos hacernos una idea más precisa de cómo quedará el corte. La segunda, que tendremos que peinar nuestra barba antes de empezar el afeitado para desenredarla.
Dicho hecho, toca ponerse manos a la obra. A la hora de recortar una barba con maquinilla, lo mejor es ir rebajando la longitud del vello poco a poco, hasta que estemos satisfechos, e ir de arriba abajo, desde las patillas. Además, deberemos ir siempre en orden y en contra de la dirección del vello, es decir, primero tendremos que actuar sobre un lado y, luego, sobre el otro.
Para delimitar la barba en la zona del cuello, una de las más complicadas, lo primero que tenemos que hacer es colocar un dedo en horizontal justo encima de la nuez. Tras esto, haremos un corte vertical debajo de esa línea, giraremos el cuello y continuaremos la línea hacia ambos lados. Finalmente, desde ambas orejas, trazaremos una línea vertical hacia estos dos puntos para conseguir una especie de L que te marcará por donde tienes que empezar el afeitado.