¿Qué es enfermedad y qué es vejez? Es decir, ¿qué se puede tratar médicamente y qué debe considerarse fuera de la medicina, como 'cosas de la edad'? La respuesta es importante y sobre ella pivota el gran cambio que ha experimentado la ciencia médica en los últimos años.
Con el envejecimiento suelen llegar también el cáncer, el alzhéimer, la diabetes, la artrosis y otras enfermedades asociadas a la edad. En cierta medida, son procesos 'naturales'. Sin embargo, sean o no causa de los años, todos estamos de acuerdo en que estas enfermedades hay que tratarlas. ¿Y cuál es su elemento común? ¿Quiénes son los pacientes más afectados? Los mayores, las personas que se perfilan como el grueso de la población. Al prolongar la juventud, estaríamos evitando el desarrollo de las enfermedades vinculadas a cumplir años. En otras palabras, la medicina ya reconoce que el envejecimiento hay que 'curarlo'.
La misma idea dio origen en octubre de 2020 a una reunión secreta convocada por el multimillonario ruso-israelí Yuri Milner en su mansión de Los Altos, en California. La reunión fue más bien un congreso de dos días en el que participaron de manera presencial y online importantes científicos. ¿El tema? Cómo la biotecnología puede servir para hacernos rejuvenecer.
Según publica el MIT en Technologyreview.com, esta reunión, casi clandestina, dio sus frutos con la creación de un ambicioso laboratorio cuyo objetivo es precisamente revertir el envejecimiento. Su nombre es Altos Labs y ya ha establecido sus primeras sedes en Estados Unidos y Reino Unido. Con una mente abierta, sin la presión de tener que producir una terapia o un medicamento concretos, el objetivo de Altos Labs es desarrollar la tecnología que permita reprogramar las células y frenar cualquier proceso degenerativo, prolongando la vida.
En definitiva, el viejo sueño de la inmortalidad, reformulado y bien dotado en cuanto a presupuesto, tiempos de investigación y confianza hacia los científicos responsables. Aunque Altos Labs no ha hecho aún su presentación oficial, se estima que parte de un capital superior a los 270 millones de dólares y que sus principales investigadores recibirán sueldos de un millón de dólares anuales.
Se dice que los jóvenes quieren ser ricos y los ricos sueñan con ser jóvenes. Algo así debe ocurrirles a Milner, de 59 años, y Jeff Bezos, de 57, el otro supermillonario que parece estar detrás de Altos Lab, aunque nadie de su entorno haya confirmado su participación.
Lo que sí ha trascendido son los fichajes de los científicos que estarán al frente del laboratorio. Curiosamente, han nacido en los países con mayor esperanza de vida del planeta: Japón y España. Del país nipón procede, Shimya Yamanaka, ganador en 2012 del Nobel de Medicina por haber creado una técnica capaz de hacer retroceder células adultas a su estado embrionario. Yamanaka será el presidente del consejo científico asesor de la empresa, un puesto sin remuneración.
En el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona trabaja Manuel Serrano, que en la revista del MIT explica las razones de su cambio de puesto: gran presupuesto, autonomía y un sueldo estratosférico. El investigador español podría mudarse a Cambridge (Reino Unido) para empezar una nueva carrera que le permitiría "ser libre, audaz y poder explorar para entender qué es el rejuvenecimiento", afirma en este medio.
En nuestro país, no se conoce por el momento una iniciativa similar liderada por una empresa privada. Sin embargo, esto no implica que la investigación española esté fuera del objetivo de descubrir los mecanismos del envejecimiento. En este ámbito destaca la labor de María Blasco, directora desde 2011 del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Esta bioquímica, que trabajó con Margarita Salas, una de las pioneras de la investigación en biología molecular, se dio a conocer cuando empezó a analizar la actividad de los telómeros, las estructuras celulares que se sitúan al extremo de los cromosomas, y la telomerasa, la enzima que los controla. El equipo de Blasco constató que había una correlación entre el cáncer y el acortamiento de los telómeros, un mecanismo que también se ha revelado clave en el envejecimiento.
En la actualidad, Blasco lidera la investigación internacional en este ámbito. Su objetivo es demostrar que si logramos reparar los telómeros, podremos combatir las enfermedades de la edad. Y, de paso, confirmar que el envejecimiento es curable. De hecho, las últimas investigaciones sostienen que envejecer no está contemplado dentro de la evolución. Los mecanismos evolutivos 'ignoran' a los seniors porque priorizan la perpetuación de la especie, y dirigen sus esfuerzos a los más jóvenes. Nos deterioramos por defecto, sin que se desencadene ningún programa genético. Por una vez, este 'ghosting' evolutivo nos puede venir bien. Mejor aún cuando la ciencia logre desentrañar del todo qué nos hace envejecer.