Nos vamos de vacaciones de Semana Santa. Las primeras del año en las que puede hacer buen tiempo. Seguramente, y dependiendo de cada zona, habrá meteorología para todos los gustos, pero también habrá quien se lance a tomar los primeros baños de sol. Para hacerlo en condiciones de seguridad, te ofrecemos las pautas imprescindibles.
Para asegurar una foto-protección eficaz, los tratamientos solares deben estar avalados científicamente y proteger de los diferentes tipos de radiaciones solares; entre ellas y las más importantes: ultravioleta (UVA y UVB) e infrarrojos (IR-A). En función del tipo de piel, deberemos ajustar el factor de protección, pero, en todos los casos, este deberá ser igual o superior a 30.
Todos los dermatólogos recomiendan moderar el número de horas de exposición al sol y no hacerlo de forma brusca. Los primeros días es conveniente no pasar más de dos horas como máximo y nunca hacerlo de las 12 del mediodía a las 4 de la tarde.
Además de los fotoprotectores en crema u otros productos cosméticos, igualmente, es una buena opción recurrir a barreras físicas como sombreros, gorras y gafas de sol, y resguardarse bajo la sombra de árboles, toldos o sombrillas. En suma, las barreras físicas son igual de importantes que las cosméticas. No hay que olvidar que aunque estemos bajo la sombra, el agua y la arena reflejan la luz solar. Incluso, aunque estés en una zona de sombra o haya nubes, la acción del sol sigue estando ahí.
Con la mascarilla, podemos pensar que ya estamos protegidos. Pero para resguardar la piel del rostro y, además, evitar las manchas y el foto-envejecimiento prematuro, hay que aplicarse el fotoprotector por toda la cara y en el resto de zonas descubiertas, diariamente y antes de salir de casa. Lo ideal es hacerlo 30 minutos antes de la exposición solar y repetir la operación cada dos horas.
Antes de la exposición al sol o una actividad al aire libre, es recomendable informarse sobre la intensidad de las radiaciones a través de canales como la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). A partir del índice 6, el riesgo es alto y se deben extremar las medidas de fotoprotección.
Casi todos usamos gafas de sol, pero no todas las gafas son las adecuadas. Lo recomendable es que tengan una protección 100% frente a los rayos UV. Las homologadas por la Unión Europea sí garantizan esta protección. Sin embargo, también es bueno que los ojos estén expuestos a la luz solar para que los niveles de melatonina, la hormona que regula los ritmos circadianos, sean los adecuados. Nuestra calidad de sueño lo agradecerá.
Y con tus nietos. Los niños menores de un año nunca deben ser expuestos directamente al sol. Cuando tienen dos o tres años, sus padres deben extremar todas las medidas de fotoprotección (prendas de vestir, gorros y gafas de sol), así como aplicarles fotoprotectores específicos para niños.
Como sabemos, la vitamina D es básica para prevenir la osteoporosis, una de las enfermedades asociadas con la edad. Es recomendable tomar el sol sin protección en zonas poco problemáticas, como por ejemplo, los antebrazos, una media hora. Para evitar los momentos de mayor riesgo de radiación, aprovechemos las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde.
Si hay alguna patología, siempre hay que confirmar con el médico si debemos o no tomar el sol. En términos generales, la rosácea está contraindicada con el sol; el acné puede intensificarse y algunos medicamentos, como los antibióticos, pueden producir reacciones. En resumen, si nuestra piel acusa alguna incidencia o estamos tomando algún medicamento, tendremos que contrastar si nos conviene o no exponernos a los rayos del astro rey.