Los españoles realizan cada mes más de 97.000 búsquedas en internet relacionadas con la cirugía estética, según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE). De ellos, un buen número de mujeres y hombres acabarán sometiéndose a liposucciones, rinoplastias, cirugías íntimas, reducciones de mamas o injertos capilares.
España es uno de los países donde más operaciones de cirugía estética se realizan y, entre ellas, aumentan cada vez más las intervenciones en las que los pacientes son hombres. La aparición de las primeras arrugas faciales, una nariz torcida tras un accidente deportivo y la acumulación de grasa en el abdomen o en el pecho son algunas de las causas que llevan cada día a los varones a someterse a una intervención de cirugía estética.
Los cambios culturales también impulsan el fenómeno. "Los hombres se sienten cada vez más juzgados por el aspecto exterior", explica el doctor Artur Díaz Carandell, cirujano maxilofacial experto en cirugía estética facial de Instituto de Benito. Y si hay algo con lo que no se siente a gusto, cada vez duda menos en cambiarlo.
Hace años, las cifras de demanda de cirugía estética masculina se situaban en torno a un 2% y ahora se estiman entre el 5 y el 10%, alcanzando el 20% en verano y también en las grandes ciudades. Mientras que en los hombres más jóvenes se concentran las intervenciones por problemas estéticos de tipo congénito; en las edades más avanzadas, las más solicitadas van dirigidas a rejuvenecer el rostro.
Pese a esta realidad y a la abundancia de información, son muchos los mitos que todavía existen en torno a esta especialidad médica. El doctor Díaz Carandell desmonta los más habituales.
Quizá es el más extendido, aunque los datos de operaciones estéticas lo desmientan. "La cirugía estética no es solo para mujeres. A la vista está. Vemos que los hombres cada vez se cuidan más. Por ejemplo, hay muchos hombres que empiezan a hacer deporte a los 40 o los 45 años. La misma ilusión que nos hace empezar a correr a cierta edad es la que nos impulsa a querer mejorar alguna parte del cuerpo para estar mejor".
Afortunadamente, las técnicas de sutura son cada vez mejores y las intervenciones, también. En los nuevos liftings, por ejemplo, los puntos son prácticamente invisibles a las 72 horas. La cirugía estética ha tenido que avanzar necesariamente porque los pacientes ya no disponen de mucho tiempo para la recuperación. Pese a esto, no es infrecuente que aparezcan marcas importantes. "Las cicatrices aparecen muchas veces, pero el cuerpo es capaz de reabsorber y de eliminar estas cicatrices siempre y cuando las técnicas quirúrgicas estén bien hechas. También hay tipos de piel. Hay pieles tendentes a hacer más cicatrices. Nosotros valoramos qué tipo de piel tiene el paciente y cuál es la técnica más adecuada".
Aunque nos sometamos a una intervención estética para rejuvenecer el rostro, el tiempo sigue pasando por él. "No requiere retoques continuos. Nosotros hacemos una cirugía y podemos estar 15 años sin ver al paciente. Cumplido ese tiempo, quizá necesite otra intervención, pero no por la operación anterior, sino por el paso del tiempo. Puede ser necesario que el paciente o la paciente se someta a otro cirugía". Esto es aún más probable si no se han dedicado los cuidados necesarios o se ha aumentado considerablemente de peso.
Cirugía, bronceado, agua y sal se llevan mal, no por el verano en sí mismo, sino por lo que hacemos en vacaciones. "No debes operarte en verano si lo que quieres es estar en la playa y tomarte una tapita, pero no por el hecho de ser verano. Nosotros operamos en el Golfo Pérsico, por ejemplo. En invierno hay 30 grados y en verano 50. Aun así, operamos en verano con la precaución de quedarse en casa, mejor con el aire acondicionado".
Rostros irreconocibles a base de operaciones que prometían convertir al paciente en otra persona, o incluso desenlaces fatales entre algunas personas que se metieron en un bucle de intervenciones. El doctor Díaz Carandell lo dice claramente: "copiar la cara de alguien es imposible. Cada persona tiene su cara y cada cara tiene su armonía, su equilibrio. A lo mejor ponemos la nariz de Elsa Pataky en otra persona, y el resultado puede ser un desastre. La cara tiene unas proporciones y unas medidas y hay que respetarlas". Ya lo decía Óscar Wilde: "elige ser tú mismo. El resto de los papeles están cogidos".