Espinillas, irritación, enrojecimiento, laceraciones, quemaduras... y dolor. Estos son algunos de los efectos de un mal afeitado y el que no los haya sufrido alguna vez, que levante la mano. Un rasurado mal hecho puede provocar daños que permanecen en la piel durante varios días.
La causa más común de estas lesiones es un afeitado húmedo mal realizado. Pero también hay otras razones, como el uso de un producto erróneo después del afeitado (si es que se usó alguno) o un afeitado en seco sobre una piel sensible. Para que no vuelvas a pasarlo mal, te contamos los errores más comunes que se cometen durante el afeitado.
El primer mandamiento para un buen afeitado es limpiar el área que se va a afeitar. El agua tibia sin jabón es suficiente para preparar la zona, abrir los poros y dejar que el vello se ablande.
Muy pocas afeitadoras son adecuadas para el vello largo. Para evitar la irritación de una cuchilla pasando una y otra vez por la misma zona, es preferible recortar a mano el pelo de mayor longitud.
Una costumbre cada vez más asentada es usar gel de baño en vez de espuma de afeitar. El gel de baño favorece la aparición de quemaduras. La espuma de afeitar es el producto adecuado porque facilita que las cuchillas se deslicen sin esfuerzo sobre la piel.
Es uno de los errores más frecuentes. Una cuchilla limpia, seca y afilada corta el vello de manera adecuada. De otra manera, el pelo se arrancaría de manera agresiva, dando lugar a irritaciones.
Es importante guiar la maquinilla de afeitar en la dirección del crecimiento del vello para que la piel no se tense innecesariamente.
Si se tiene la piel sensible, es recomendable descansar algunos días entre los afeitados. En caso de quemadura por navaja de afeitar, no hay que afeitarse sobre las áreas irritadas hasta que la zona esté completamente curada.
Después del afeitado corporal deben evitarse las prendas ajustadas y las fibras artificiales como el elastán o el poliuretano. Pueden rozar el área afeitada o fomentar la sudoración innecesaria. Con más fricción e irritación, lo normal es que aparezcan quemaduras o laceraciones.
Si ya has tenido algún problema derivado del afeitado, sé precavido con el sol. La luz solar empeoraría la irritación. Si tienes que pasar tiempo al aire libre, una fotoprotección con factor elevado es imprescindible.
La exfoliación regular ayuda a eliminar las células muertas de la piel y a prevenir el crecimiento del vello. Sin embargo, el peeling sólo debe hacerse en los días sin afeitado, y nunca inmediatamente después. Lo mismo se aplica al uso de productos de limpieza; especialmente a los productos con alcohol o tensoactivos agresivos.
En cualquier caso, después de una exfoliación lo ideal es usar una hidratante que no contenga alcohol, que refresque y suavice la piel. Productos como el áloe vera, el ácido hialurónico o la provitamina B5 reduce la sensación de irritación y ayuda a proteger la piel, siempre dañada tras un rasurado.
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