Te lavas la cabeza y al desenredarte, el peine acaba lleno de pelos. No te preocupes. O sí. La caída estacional del cabello es normal hasta un punto en el que sí debes acudir al dermatólogo. Veamos cuándo.
Tenemos entre 100.000 y 150.000 cabellos en la cabeza y perdemos de media ente 100 y 150 diariamente. Estos son cabellos que se encuentran en la fase telógena, que es la fase de parada completa de crecimiento y, consecuentemente, de caída. Los cabellos están reducidos de tamaño y desconectados de sus bulbos. Esto no indica que estemos al principio de una alopecia, sino que estamos ante un proceso de renovación capilar. Tras la fase de caída se inicia esta fase de crecimiento, llamada 'anágena', en la que cabellos nuevos están en una fase de crecimiento, sustituyendo a los perdidos.
Esto es lo habitual, pero en algunas épocas del año, como la primavera, la dinámica cambia. "En primavera se produce un proceso denominado defluvio telógeno estacional, en el que es normal que se pierdan más cabellos de lo que es habitual. Este periodo tiene una duración aproximada máxima de tres meses. Pasado este tiempo, el cabello se recupera y vuelve a tener la densidad y fortaleza habitual", explica el dermatólogo Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral.
Juliana Machado, médico experta en Tricología, explica que detrás de un defluvio telógeno que no cesa se esconde el inicio de una alopecia androgenética o, bien, un defluvio telógeno crónico.
La alopecia androgenética es una patología con un gran componente genético y es más común en los hombres. Suele empezar a manifestarse entre los 30-40 años. En el caso de las mujeres, esta patología también está ligada a un aumento de las hormonas masculinas o andrógenos, especialmente con la llegada de la menopausia o cuando existe algún desajuste hormonal, como en casos de ovario poliquístico, una patología que puede desarrollarse a cualquier edad.
Por su parte, el defluvio telógeno crónico es una enfermedad que se extiende más allá de los tres meses del defluvio telógeno estacional. La causa exacta no es bien conocida, pero se sabe que puede estar asociado a enfermedades autoinmunes, entre ellas, la más común es la tiroiditis de Hashimoto.
También puede deberse a otras patologías como puede ser la COVID19, problemas de tiroides, tumorales, anemia, trastornos autoinmunes e, incluso, relacionados con el estrés y ansiedad.
Afortunadamente, el diagnóstico sí es más certero. "Actualmente disponemos de pruebas diagnósticas de última generación que nos permiten identificar la causa de esa alopecia continuada y, por tanto, detenerla y recuperar la totalidad del cabello perdido en un altísimo porcentaje de los casos", asegura Sánchez Viera.
Hay algunas señales que indican que no estamos ante un defluvio telógeno estacional. Notamos una caída superior a esos 100-150 cabellos al día en la almohada, la ducha y si al peinarnos quedan demasiados pelos adheridos al cepillo.
También es habitual perder densidad capilar. En las mujeres se puede apreciar, por ejemplo, porque la coleta es menos gruesa, y en los hombres porque el flequillo está más pobre. El cuero cabelludo clarea, sobre todo, en entradas, coronilla y la parte superior de la cabeza. Notamos picor, grasa y sensibilidad en el cuero cabelludo. Son problemas que pueden anteceder a una caída de cabello.
Si estas señales se prolongan durante más de tres meses, se debe acudir al tricólogo o especialista en dermatología capilar para que haga un estudio.
Los tratamientos más utilizados para detener la caída tras un defluvio telógeno son: