Quizá hayas visto su cara. Pino Montesdeoca ocupa portadas, marquesinas y pasarelas, pero no siempre ha sido así. Esta canaria trabajaba en un financiero en Bahamas hasta que un mosquito truncó lo que había sido su vida: el dengue hemorrágico casi la mata. La cosa fue tan seria que hasta recibió la extremaunción. Y tuvo que regresar.
"Al llegar a España no pensaba más que en seguir adelante con mi vida y vivirlo todo", nos cuenta. Tenía 53 años y se encontraba alejada de lo que había hecho siempre. Pero lo que parecía un final se convirtió en un nuevo comienzo con la complicidad de tres personas de su entorno. La pareja de su hija, el fotógrafo Coke Riera, le hizo una sesión de fotos. El estilista Joseba Errasti la vistió, peinó y maquilló. Y su hija menor, Carlotta, llevó las fotos a una agencia. El trabajo le llegó de inmediato. Pino agradece haber sabido sacar provecho de las situaciones que se le presentaron: "Con los limones que me dio la vida hice limonada". Y, pasados los 50 años, empezó a jugar.
Hoy, con 57, es modelo y actriz de publicidad. Abanderada del pelo blanco. Y con un con una actitud poderosa que es toda una declaración de intenciones. "¡La actitud! ¿Qué sería yo sin actitud?", exclama. Dice que su esencia es la misma de siempre, al margen de las circunstancias, del entorno y de la cifra que apareció en sus últimas velas de cumpleaños.
Proyecta la imagen de una mujer vital, y su carisma y su energía son las claves que marcan lo que quiere aportar al mundo de la moda. Con su melena plateada ha venido a demostrar que los paradigmas están cambiando. "La moda no sabe de edad, existe como herramienta de expresión y tanto jóvenes como séniors cumplimos un cometido", afirma. A raíz de su enfermedad y su posterior recuperación, comenzó a adorar y admirar su cuerpo, lo que hoy es su herramienta de trabajo. Un cuerpo que siente fuerte y que le da la posibilidad de ser quién es. Cada arruga es un símbolo de su experiencia.
Las marcas se la rifan, ha sido imagen de numerosas firmas y ha desfilado en las pasarelas de la Semana de la Moda. Con Instagram, ha encontrado una manera de descubrirse a sí misma. Y más de 17.000 personas también la han descubierto a ella en esta red social. Se ha convertido así en una influencer de la nueva era en la que tener 20 años no es condición sine qua non para triunfar.
"Lo que he aprendido de la vida es que el único control que existe está en mis decisiones, yo decido si disfruto o me amargo, yo decido su me levanto o me quedo en el suelo". El éxito le ha llegado en un momento en el que la madurez y la experiencia le han aportado la tranquilidad de saber dónde pisa. "Ahora sé que no sé tanto y que soy más de lo que me creía a los 20", reconoce cuando le pedimos echar la vista atrás hasta su primera juventud.
Segura de sí misma y consciente de quién es. Pino Montesdeoca admite que sólo quiere ofrecer una imagen de una mujer con sus circunstancias, una mujer de su edad. Nada más. Y nada menos. Quizá sea necesario hacer una relectura de los referentes mayores de 50 años. Y Pino, de reinventar y reinventarse, sabe.