El calor sofocante del verano y la sed hacen que cometamos “sacrilegios” bajo el punto de vista de los productores de cerveza y de los Beer Sommelier. Se les ponen los pelos de punta cuando escuchan pedir a un camarero “una cervecita helada, por favor”. Desde Uppers hemos recogido sus consejos sobre cuál es la temperatura recomendada a la que deberías beberte una cerveza. Como sucede con otras bebidas elaboradas hay unas reglas básicas en cuanto a qué temperatura se debe servir la cerveza.
En España somos muy cerveceros con un consumo que ha ido creciendo año tras año. En 2019 se marcó una cifra récord con 41,2 millones de electrolitos, aunque en 2020 el dato de consumo volvió a bajar hasta los 36,3 millones a falta del dato del ejercicio pasado. Según los expertos tenemos la costumbre de tomar una Lager casi congelada cuando no debería ser así y menos aún en el caso de otro tipo de cervezas. Lo único que logra ese punto próximo a la congelación es enmascarar una mal producto o sus posibles defectos, que además dan la cara a los pocos minutos, cuando empieza a calentarse por el simple efecto de la mano del consumidor que coge el vaso para beber.
Tanto las marcas de cerveza como un Beer Sommelier subrayan que las cervezas nunca deben servirse heladas y por supuesto que tampoco calientes. Destacan que cada tipo requiere una temperatura óptima de consumo concreta y no dudan en demostrarlo; cuando se sirven a unos grados centígrados por encima o por debajo de lo aconsejable salen perjudicadas sus características organolépticas. Esto significa que repercute no solo en el sabor que es lo más básico sino en la textura de la espuma y del líquido, en el aroma, en la carbonatación o en la claridad.
Algunas de las cervezas industriales españolas de las marcas más conocidas y con mayores ventas sí que se pueden tomar prácticamente heladas entre los 0ºC y los 4ºC. Sin embargo, una Pale Ale artesana nunca se debe servir bajo esas condiciones porque se pierden todos los matices. Lo que sí se aconseja es refrescar la copa con agua fría cuando más aprieta la temperatura. Todo queda más claro con un ejemplo. Una cerveza craft, que es aquella artesana elaborada con productos 100% naturales, tiene un rango de consumo entre 6ºC y 9ºC de modo que un maestro cervecero la servirá a 6ºC. A medida que va reposando en la copa va adquiriendo más temperatura. Incluso mejoran y afloran su sabor, su aroma y su textura porque se hacen más intensos, profundos y elegantes. Ante una mala cerveza, una vez se calienta y pierde esa casi congelación en la que se ha servido ya no habrá quien se la beba.
Los expertos apuntan que todos esos grados de menos bajo los que se sirve una buena cerveza que no los requiere provocan efectos negativos. El frío “inhibe la volatilización de los compuestos aromáticos de las cervezas, altera la claridad de una cerveza transparente y brillante, además de afectar a su textura hasta hacerla ligeramente áspera”. A su vez, si se sirve demasiado caliente “se ocultan agradables propiedades de los lúpulos y se elimina la refrescante carbonatación”.
Con todo ello, lo mejor es comprobar las recomendaciones en cuanto a la temperatura de consumo que ya incluyen la mayoría de los fabricantes en los envases. Después tener claro que la cerveza necesita una bajada o subida de temperatura de forma escalonada y nunca brusca. Para ello, es muy práctico saber cuáles son los grados del frigorífico de casa, tanto en la puerta como en los cajones y en cada una de sus baldas porque no son los mismos. A parte, tomar nota de las temperaturas que sugieren los maestros para cada tipo de cerveza en general.
Por último, puede que no sea posible consultar la lista así que un truco válido sería servir la cerveza aproximadamente a 2ºC por encima de su porcentaje de alcohol por volumen (ABV). En definitiva, se trata de beberla disfrutando al máximo de todo su potencial así que merece la pena prestarle atención al tema.