Llegado el verano y las altas temperaturas solo nos apetecen cosas frescas. Una ensalada, un gazpacho y, de postre, nada como un buen helado, y los hay para todos los gustos gracias a la cantidad de sabores existentes, y los que nos quedan por descubrir. En España somos de helado, tanto que estamos entre los países que más litros de helado consume cada año. Pero ¿alguna vez te has parado a pensar dónde está su origen? ¿Quién lo creó? Popularmente se les atribuye a los italianos y, aunque no vamos desencaminados, no es del todo cierto.
Su origen como tal es incierto, pero todo apunta a China. Allí, hace miles de años, se dice que su población mezclaba la nieve de las montañas con miel y frutas, creando su propio helado. También se dice que, en tiempos de Alejandro Magno, su corte mandaba a enterrar en la nieve de las montañas ánforas con frutas mezcladas con miel para luego servirlas frescas, como un helado. Mientras, el emperador Nerón iba más allá con esa técnica, añadiendo zumo de frutas a la nieve que hacía traer de los Alpes para la creación de su sorbete helado.
Sin embargo, su introducción en Europa no se produjo hasta el siglo XIII, cuando Marco Polo, tras uno de sus viajes, lo trajo. Conocerás, incluso, la teoría de que a los helados a veces se les llama polos por él. Sin embargo, la preparación y conservación en aquellos tiempos era complicada ya que, sin congeladores, se derretían con facilidad, lo que hizo que se convirtiese en un producto muy selecto del que solo disfrutaba la nobleza.
Entonces ¿por qué se dice que es italiano? En 1686, Francesco Procopio dei Coltelli consiguió crear helados que fuesen cremosos, algo que hasta el momento no se había logrado, a la vez que deliciosos. Entonces abrió en París el Café Procopio, que se hizo famoso por sus cafés y helados, considerándolo así el padre del helado y a su local la primera heladería del mundo.
Poco a poco el helado se fue expandiendo por el mundo hasta su llegada a Estados Unidos alrededor del siglo XX, donde la receta artesanal fue desapareciendo para crear una producción cada vez mayor. Con los avances tecnológicos, además, aquel postre refrescante fue dejando de ser exclusivo de la nobleza para convertirse en un producto popular al alcance de todo el mundo, como lo es ahora.
A pesar de que los helados industriales acaparan gran parte del mercado, siguen siendo frecuentes las heladerías artesanales que ofrecen experiencias y sabores nuevos y sorprendentes para que cada verano tenga un gusto distinto.