La cerveza se filtra desde la antigüedad. Esta bebida se pasaba a través de esteras de paja para hacerla más liviana y prolongar su vida útil. Desde el siglo XIX, las tecnologías de filtración se han desarrollado activamente y los equipos modernos permiten obtener una bebida transparente que se ve muy bien y es fácil de beber. Sin embargo, en la última década ha aumentado el número de fabricantes que están abandonando la filtración en favor de un producto natural.
La cerveza se filtra para eliminar los sedimentos que se forman durante la fermentación. En la producción se utilizan filtros de purificación gruesa y fina. Los cerveceros eligen el grado de filtración en función de la receta y del resultado final deseado. Los modernos elementos multietapa retienen hasta el 99,9% de las células de levadura, bacterias y pequeñas partículas, lo que permite a los fabricantes almacenar el producto final durante varios meses sin embotellarlo.
Una de las muchas novedades con las que las compañías cerveceras españolas nos han sorprendido durante los últimos años ha sido el incluir dentro de su gama algunas cervezas sin filtrar. Hoy es relativamente fácil encontrar estas cervezas en bares y supermercados pero lo curioso es que, si nos referimos al producto en sí, más que de una auténtica novedad se trata de una vuelta al origen.
La cerveza filtrada es aquella que después del proceso de fermentación y maduración es filtrada nuevamente para eliminar cualquier partícula de levadura o compuestos que aún se encuentren en ella. La filtración del líquido es relativamente reciente, las cerveceras lo introdujeron a finales del siglo XIX cuando el consumo se empezó a masificar. Este tipo de cerveza tiene las siguientes ventajas:
Es una cerveza con turbidez, la cual se forma por la levadura, principalmente. Muchos estilos añaden malta con avena, lo que hace que el cuerpo sea más sedoso, pero también menos cristalino y más turbio. Sus ventajas son:
Todas las propiedades beneficiosas de las bebidas de cerveza se destruyen durante el proceso de filtración, por lo que la cerveza "correcta" debe estar sin filtrar. Los científicos han demostrado que un litro de cerveza viva es diez veces más útil que un volumen similar de leche. La razón de esto radica en la abundancia de vitaminas. Un litro de una buena bebida puede cubrir hasta el 40% del requerimiento vitamínico diario necesario para el normal funcionamiento de nuestro organismo.
Los aminoácidos más beneficiosos y las vitaminas B presentes en los residuos de levadura rejuvenecen nuestro organismo y previenen la formación de cálculos renales. El riesgo de enfermedades cardiovasculares también se reduce. La bebida cuenta con cualidades desinfectantes y analgésicas. Los médicos recomiendan la cerveza sin filtrar a los pacientes que padecen diabetes, úlceras pépticas y gastritis. Al mismo tiempo, no hay que olvidar que lleva alcohol: las libaciones excesivas dañarán su salud a largo plazo.