Cada español tira a la basura 1,3 millones de toneladas de comida al año, cantidad suficiente para alimentar a más de un millón de hogares, según los datos recogidos en el Panel de cuantificación del desperdicio alimentario en los hogares, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Del volumen total de alimentos desechados, 1.127 millones de kilos son productos sin utilizar y 212 millones a alimentos cocinados. Quienes desperdician productos sin utilizar son principalmente hogares familiares con personas de hasta 49 años, con niños menores de 6 años o parejas sin hijos.
Entre los productos sin utilizar que más desperdiciamos están las frutas, hortalizas y verduras, con un 46%, seguido de los derivados lácteos (13%). En cuanto a alimentos cocinados, los platos de legumbres, así como sopas, cremas y purés, junto con los platos basados en carne y arroz son las recetas que más tiramos al cubo de la basura.
Los platos más desechados son las lentejas, ensalada verde y tortilla de patata. Asimismo, 8 de cada 10 hogares reconocen tirar alimentos y bebidas a la basura. En este ámbito, el 81,5% de los hogares tira productos tal y como los compraron, sin haber sufrido ningún tipo de elaboración.
Las cifras de desperdicio alimentario son impactantes. Seguro que acabas de recordar esos tápers cuyo contenido acabas de tirar a la basura.
Si el objetivo es reducir el número de desechos y aprovechar lo que tienes en la cocina, incluso lo que no pensabas que tuviera utilidad, te ofrecemos cinco trucos que pueden ayudarte a ti, a tu economía y al planeta. El primero viene de una cuenta de Instagram que deberías tener en cuenta si quieres reaprovechar productos: @usaryreusar.
La receta para crear un condimento nuevo a bases de las pieles de cebolla y ajo viene, en realidad, de la cuenta de @spicy-moustache, una auténtica enciclopedia de tips y recomendaciones del reciclaje gastro.
La receta es muy simple: solo tienes que conservar las pieles de la cebolla y ajo que uses, secarlas con un paño, darles un toque de horno para eliminar cualquier resto de humedad y pasarlas por la batidora o picadora hasta tener la textura deseada para tu condimento, más o menos triturada. El resultado es una especia de nueva creación que dará un toque sabroso a todos tus platos. Es una receta interesante, ya que las especias, según su origen, pueden ser uno de los productos más caros de la cesta de la compra.
La próxima vez que te comas una naranja o una manzana, no tires las cáscaras. Se puede hacer una riquísima mermelada. Para ello, cuécelas durante 25-30 minutos y cuélalas. Después, hierve el líquido a fuego alto con azúcar y zumo de limón antes de verterlo en tarros o latas esterilizados.
Las cáscaras de frutas tienen más usos. Las de lima, limón y naranja sirven para eliminar malos olores. Como ventaja, son absolutamente naturales, así que no hay riesgo de que podamos inhalar ninguna sustancia tóxica.
Casi todo el mundo tira las primeras hojas del repollo o de la coliflor; del puerro se suele utilizar la parte blanca y las mondas de patatas van a la basura... ¿Y si te decimos que con todo eso puedes hacer un caldo de verduras estupendo? Tan solo tienes que lavar bien estos restos o recortes, ponerlos en una olla con agua, sal y una pizca de aceite y dejar que cuezan. En media hora, puedes tener un consomé de verduras. Si tienes más tiempo, puedes hacerlo a fuego lento y tardarás en torno a hora y media. Con este caldo de verduras no solo estarás reciclando comida, sino que, además, estarás haciéndote un détox.
Cuando asamos pollo en casa, es normal que queden restos de huesos, sobre todo en la parte de la pechuga, lo que se conoce como la carcasa. Tirarlos es una pena porque se pueden utilizar para hacer un caldo que puede ser base para una sopa de fideos o de pasta.
La elaboración es muy sencilla: basta con meter los huesos asados en una olla y añadir agua hasta sumergirlos. Solo hay que cocer a fuego lento con un poco de sal y,, si quieres, algunos de los restos de verduras que tengas. Cuela el caldo y ya lo tienes. También se puede hacer con los huesos sobrantes de cualquier carne. Si lo guardas en frascos de cristal, pueden ser excelentes bases para guisos y salsas. Si lo que quieres es congelarlo, recuerda no llenar del todo el frasco de cristal, ya que al congelarse, el líquido aumenta de volumen.
Las cáscaras de huevo tienen bastantes usos. El más sorprendente es este: si tienes un perro que ha comido algo que no debía, puedes machacar un poco de cáscara de huevo junto a un poso de café, hasta convertirlos en polvo. Espolvorea unas cucharaditas en el pienso o comida y verás cómo la diarrea de tu mascota desaparece.