Lo más importante para hacer pescado frito es seleccionar un pescado muy fresco. Para saber si las sardinas son frescas, debemos fijarnos en que estas tengan los ojos brillantes y sin manchas de sangre, las agallas rojizas y la piel brillante y resbaladiza.
La temporada de la sardina comienza en la primavera y termina en otoño, pero los meses de julio y agosto suelen ser la mejor época para degustarlas. Si te gusta este el pescado y en especial las sardinas, pero no soportas el olor que dejan en tu cocina después de cocinarlas, ¡tenemos la solución para ti!
Y nos la ha dado Martín Berasategui. Con esta receta podrás disfrutar de unas deliciosas sardinas a la plancha sin ese desagradable olor que tanto molesta. Lo mejor de todo es que es fácil y rápida de preparar, así que no tendrás que pasar horas en la cocina para disfrutar de una comida deliciosa.
La sardina, es un pescado azul, muy sabroso. Rico en proteínas, minerales, vitamina D y grasas saludables, como el Omega 3. Además de todos estos valores nutricionales, resulta ser un pescado económico que podemos consumir todo el año gracias a las conservas. Las de lata están buenas, pero una sardina fresquita es un manjar.
Una sardina fresca tendrá:
Si tienes opción elige las más gorditas. No es que las finitas estén malas, pero las gorditas tienen más grasa y resultan mucho más sabrosas. Ojo, las sardinas se deterioran fácilmente así que conviene refrigerarlas y cocinarlas en un máximo de dos días.
Cuando se trata de elegir sardinas congeladas, hay algunas cosas que se deben tener en cuenta para asegurarse de que se está comprando un producto de calidad. Aquí hay algunos consejos:
Recuerda que las sardinas son una buena opción alimentaria, por esto Martín Berasategui las tiene presentes en varias de sus recetas, ya que tienen propiedades nutricionales importantes como el alto contenido en omega-3, proteínas y minerales.
El chef nos ha contado el truco para que ni las sardinas, ni la casa huelan y no afectará al sabor de estos ingredientes: simplemente vamos a colocar una bandeja con un poco de leche. Le añadimos las sardinas que quedarán sumergidas en este elemento durante unos 10 minutos.
Pasado este tiempo las podemos cocinar fácilmente como hacemos normalmente. No habrá ningún olor molesto y nos quedarán igual de buenas. Incluso haciéndolas a la brasa al aire libre, nadie notará que estamos cocinando sardinas, solo los que las prueben reconocerán el sabor de un pescado de lo más recomendable.