La gastronomía mediterránea emplea el ajo en cientos de recetas, es la base de casi todos los sofritos de los guisos e indispensable en muchas preparaciones de cuchara. Desde Uppers vamos a contarte nuestros trucos sobre cómo pelar ajos fácilmente y sin cuchillo. A la hora de manipularlos, su olor es tan poderoso que impregna las yemas de los dedos cuando se tienen que sujetar para pelarlos con un cuchillo, lo mismo que resultan un tanto pegajosos. Hay distintas formas de liberarlos de sus pieles de forma sencilla, no hace falta cuchillo y no quedan ni restos ni olores en las manos.
Lo habitual es conservar los ajos en la despensa y nunca en el frigorífico. Este espacio debe ser fresco, seco y oscuro y estar ventilado. Incluso se comercializan tarros especiales para guardar los ajos, que suelen ser de cerámica o de barro, tienen tapa y a su vez sus paredes están llenas de agujeros para que circule el aire en el interior del recipiente y evitar la humedad, lo que provocaría que germinen y se estropeen muy pronto.
Al ajo se le atribuyen múltiples propiedades medicinales como la antibacteriana. También mejora la circulación, reduce el colesterol, es antioxidante, estimula la respuesta inmunitaria y es diurético, entre muchas más cualidades. Además, ha acompañado desde siempre a la humanidad.
Su origen está en Asia Central, desde donde llegó a la India y a Grecia por el Mediterráneo. Los primeros indicios que se han encontrado de su uso con fines medicinales y curativos están en el Antiguo Egipto cuando los faraones ya se los daban a sus esclavos para que estuvieran sanos y fuertes. También hay constancia de que en la Grecia clásica se empleaba el ajo para evitar el tifus y la cólera.
Además, los atletas griegos los masticaban antes de competir en los juegos olímpicos por la energía que les proporcionaba. Ya entonces se conocían sus propiedades energéticas al igual que las antisépticas. De este modo, a las tropas de asalto romanas era habitual darles ajos. Con todo ello empezó a cultivarse y a extenderse por Europa. En España, tuvo sus altibajos porque Isabel La Católica lo prohibió en la corte ya que le resultaba insoportable el olor del aliento que producía en muchas personas tras haberlo comido. Aún así, los españoles llevaron a América los ajos y su utilización en la cocina se extendió por todos los rincones.
Actualmente, tal vez, la única molestia que causa en la cocina el ajo podría decirse que es el olor que deja en los dedos del cocinero junto a un rastro un tanto pegajoso en su manipulación cuando queda desprotegido de su piel. Precisamente al resultar pegajoso, pelarlo con un cuchillo es incómodo. Por eso, hemos recopilado unos trucos de cocina muy sencillos sobre cómo pelar ajos fácilmente y sin cuchillo.
En este primer caso solo se necesita un tarro de cristal limpio con tapa. Se meten dentro del bote los ajos que se necesite pelar, se cierra y se agita con las dos manos para ejercer más fuerza durante unos 20 segundos aproximadamente. La piel se desprende sola y tan solo hay que separarla. Si algún ajo todavía quedó con piel hay que agitarlo de nuevo un poco más de tiempo.
El segundo truco consiste en colocar el ajo en una madera y dar un golpe fuerte y seco en cada uno de sus lados con la palma de la mano.
Otra opción es aplastarlo por ambos lados con la hoja del cuchillo ejerciendo presión con la palma de la mano. La piel sale fácilmente tirando de ella.
También se pueden pelar los ajos sin utilizar un cuchillo en el microondas. Se meten en un cacharro especial para este electrodoméstico durante 10 o 15 segundos, dependiendo de la cantidad, y pasado ese tiempo la piel se desprende sin dificultad. La única recomendación es que este truco se debe usar solo cuando el ajo se va a utilizar para un sofrito o un guiso, ya que queda un poco blando y por tanto no sirve para preparaciones en crudo.
El agua ablanda el ajo y por tanto permite pelarlo sin dificultad con los dedos y además no impregna las yemas de olor. Consiste en dejarlos en un recipiente en remojo entre 10 y 15 minutos.