Las ciudades como Madrid ofrecen cientos de propuestas de ocio que quieren salirse de la ruta habitual y en esas intenciones están inmersos muchos hoteles. Ya no se conforman con ofrecer un rooftop, spa, gimnasio y una carta de almohadas a sus clientes. Quieren ponerse de moda apuntándose al divertido tardeo, a la nocturnidad y al trasnoche. Han abierto al público sus lobbys, bares y coctelerías y, sin duda, lo están “petando”. En Uppers hemos pedido a los entendidos que nos lleven a cinco hoteles de Madrid donde tomar un cóctel.
La propuesta empieza tras la comida, el café y el paseo, tan largo como uno quiera, por el centro y los barrios más típicos de la capital. Después, estos espacios habilitados dentro de los hoteles han dejado de ser exclusivos para sus alojados e invitan a sentarse, a charlar, a escuchar música en directo, a lanzarse a tocar un instrumento o a bailar. Algunos ofrecen cenar mientras se degusta el cóctel e incluso alargar la velada sin prisa hasta que el cuerpo aguante.
Cada uno de estos espacios se han decorado con mimo y atención para llenarse de matices que rinden homenaje a las coctelerías clásicas y tradicionales, con su impresionante barra y una luz íntima e indirecta. También los hay ecléticos y transgresores. Sin embargo, quien manda es el maestro coctelero, que te hace una entrevista en toda regla para dar en el clavo y servirte ese coctel inolvidable que no quieres que se acabe. Por supuesto, por delante anda el respeto a los que no quieren beber alcohol. Sus seguidores crecen en número y tanto en carta como bajo la guía de la experiencia del barman hay combinados igual de ricos y sorprendentes.
El Glass by Sips presta su tradicional servicio de bar y cafetería a sus atareados clientes por las mañanas y hasta las cinco de la tarde. Después, a las seis entra en escena la propuesta coctelera de la mano de dos expertos: Simone Caporale y Marc Álvarez. Especias, aromas, frutas, cafés, licores y los mejores combinados asaltan este lugar moderno que recuerda a los típicos establecimientos de los años veinte. Entre los más solicitados está el Negroni by Sips que se mantiene perfectamente frío gracias a un hielo que no se derrite, el Espresso Martini, con ron, amaro y vainilla, que se mezclan con una cuchara en vez de con la típica coctelera, o el Krypta, lleno de los aromas que desprenden el estragón, el jazmín, el tomillo y el laurel.
En el Punch Room ofrecen todo tipo de cócteles, pero insisten en que el cliente pruebe el ponche. Aquella bebida se tomaba en los sesenta en los guateques que los jóvenes españoles organizaban bajo la atenta mirada de sus padres, sacando al pasillo los muebles del salón. En realidad, el ponche es una bebida que en 1552 se inventaron los marineros de la Armada británica mezclando ron y azúcar. Ya en la India lo combinaron con frutas y especias de la región hasta llegar a los del Punch Room. En su caso la carta propone uno con aires caribeños u otro muy español con manzanilla de Sanlúcar de Barrameda.
Aquí no solo se cuece el arte coctelero de Nino Redruello quien ha elaborado la carta. También hay música en directo y un buen picoteo como propuesta de un divertido ocio nocturno madrileño. En la misma sala la tapa abierta de un piano de cola invita al visitante a tocar para amenizar la velada, siempre que sepa, claro. Mientras suena la melodía, hay múltiples opciones para degustar como La Llorona, un combinado con tequila, chile verde, chartreuse, jengibre y sal ahumada, o el Satchmo, donde se mezclan whisky, cacao y eneldo.
El head bartender de este espacio que ha ganado tanto protagonismo en el Bless Hotel Madrid es Borja Goikoetxe, que sugiere una carta de cócteles que se sale de lo normal. Las líneas principales son orientales, como el restaurante especializado en gastronomía japonesa de autor. Entre los muchos combinados nada convencionales están el Wabi-Sabi, que tiene tequila, miso, arroz, jalapeño, shisho verde y algodón de wasabi o el Monkey Colada, una versionada piña colada para los clientes de gustos tropicales. También hay propuestas más refrescantes e incluso picantes como el Be Wild con vodka, lemongrass, sirope de albahaca y pepino, cítricos y refresco de jengibre.
El Gran Hotel Inglés es el hotel de gran categoría más antiguo que se abrió en Madrid. Era el año 1853 y su inauguración junto a Las Cortes fue todo un acontecimiento. También fue el primero de la capital en contar con su propio restaurante. El LobByto es un espacio único donde rematar la cena o disfrutar de un extraordinario cóctel tras un paseo por la capital. Su decoración es tradicional a la vez que innovadora con lo que deslumbra y transporta al visitante a otras épocas.