Cinco tapas que no puedes perderte si vas al Rastro de Madrid

El Rastro es el mercadillo más emblemático de España y uno de los mercados más antiguos de Madrid. Pocas cosas son más castizas que El Rastro, un mercado callejero al aire libre de peculiar nombre que se celebra los domingos en la calle Ribera de Curtidores y aledañas (por la zona de Lavapiés-La Latina-Embajadores). Mercancías de todo tipo, objetos curiosos, anticuarios... Y en los alrededores, tabernas y bares donde tomar el aperitivo y sentirte un madrileño más.

El Rastro no solo es una zona comercial, sino un lugar estupendo para el tapeo. Bares y restaurante inundan las calles, en las que a la hora de la comida no se habla de otra cosa que no sea mover el bigote con las mejores tapas. Aunque la ruta gastronómica de la zona es amplia y variada hay muchos locales de parada obligatoria por sus tapas. ¡Recorremos cinco de ellos!

Los caracoles de Amadeo

En pleno centro de Madrid, Casa Amadeo Los caracoles es una taberna de cocina tradicional española fundada en 1942. En un ambiente familiar con decoración vintage, podemos degustar recetas de cuchara típicas de la gastronomía nacional, tales como caracoles, callos, oreja, judías viudas, rabo de toro y mejillones a la marinera, una amplia variedad de raciones.

Tostas en el Capricho Extremeño

Uno de los sitios más típicos para comer algo de manera informal un domingo cualquiera en el Rastro es El Capricho Extremeño. Se puede considerar como el “Take Away” más castizo de la capital, pues el local es tan pequeño que todos los que piden en su barra salen a la calle a disfrutar de sus tostas. 

Su selección está dividida en los diferentes productos. Entre las “tostas del mar” están las gulas con gambas, el pulpo a la gallega o el salmón ahumado.  Entre las “tostas de la tierra” destacan la de lacón con pimientos y la de morcilla patatera y por último, pero no menos espectacular la “tosta al aire”, hecha con un filete de pollo empanado. 

La Sardina de Santurce

Santurce es una tasca de las de toda la vida, en la que poder disfrutar de una caña bien tirada o un vermú, acompañados por una gran variedad de tapas, entre las que destacan, además de las sardinas, los calamares y los pimientos. Su fama viene de su calidad, su precio y su rapidez a la hora de servir, además de la amabilidad de sus camareros. El local, que suele estar abarrotado, sobre todo los domingos por la mañana, cuando se celebra el Rastro. Cuenta con una gran barra y algunas mesas, sin haber variado apenas nada su decoración desde que se inauguró en 1977. 

El Brote y sus setas

Hablar de El Brote es hablar de setas. Se trata de uno de los restaurantes de culto en Madrid para los amantes de la cocina micológica pues está especializado en setas y productos silvestres. Es un proyecto personal de Eduardo Antón, Álvaro de la Torre y Pablo Roncal, jefe de cocina, todos ellos expertos recolectores. Trabajan con setas silvestres, aunque también hay algunas de cultivo, como los champiñones. Las combinaciones de ingredientes que proponen son realmente sorprendentes.

Tapa de cocido en Malacatín

Malacatín es uno de los doce Restaurantes Centenarios de Madrid, un viaje al pasado, una forma de entender la gastronomía madrileña, cultura y tradiciones, en un pequeño rincón del Madrid más castizo de finales de siglo XIX. Incluso su decoración se mantiene intacta desde hace décadas y alberga pequeñas historias en cada uno de sus rincones que nos trasladan a ese Madrid del pasado, ese que casi ya no existe.

La carta se compone de platos tradicionales madrileños, así como de un variado surtido de tapas y conservas. En la carta de vinos, dispone de una amplia selección de vinos españoles y referencias internacionales procedentes de Francia, Alemania, Italia y Marruecos. Sin duda alguna su plato más conocido es el cocido con sus con garbanzos, repollo, morcilla, tocino, chorizo y morcillo.