Ya llevamos unas semanas de confinamiento y empezamos a tener una rutina marcada, sobre todo durante la mañana. Pero esta rutina se complica cuando hay niños correteando por casa. Entretenerlos dentro de casa sin poder salir no es tarea fácil. Por muy bien que se estén portando, siempre hay algún momento en el que la situación les sobrepase, por lo que no hay nada mejor que intentar sacar su creatividad y proponerles actividades nuevas que les permitan seguir aprendiendo y, por qué no, despertarles el gusanillo por nuevas labores.
Aquí es donde entra la cocina. Podemos hacerles partícipes de aquello que se va a poner sobre la mesa. De esta forma colaboran en las tareas de casa en estos días difíciles y además aprenden cosas nuevas que seguro que nunca se les va a olvidar. Y, ¿por dónde empezar? Pues por qué no, haciendo pan. Si vives con alguno de tus hijos y tus nietos, podrás entretenerlos mientras sus padres teletrabajan o ponen en orden la casa. ¿Lo mejor? Que te ahorras bajar a por una barra de pan al supermercado y así contribuyes a parar el coronavirus quedándote en casa.
Hacer pan puede resultar más divertido de lo que en un principio puede sonar e incluso te ayudará a estrechar lazos con tus nietos, realizando actividades juntos en la que pasarán un rato más que productivo.
No tener los ingredientes no va a ser una excusa para no hacer pan con tus nietos, porque la receta es tan sencilla que sus ingredientes los podrás encontrar en tu despensa sin necesidad de acudir al supermercado. Solo necesitarás:
Con los ingredientes seleccionados, ahora toca la parte más divertida en la que tú y tu nieto os lo pasareis genial. Echa un poco de agua en un recipiente, después, la levadura, si es fresca desmigájala. Tras ello el aceite, la harina y un poco de sal. Ahora toca ponerse a amasar un buen rato hasta que consigamos una masa uniforme, que gracias a la ayuda de tu nieto conseguirás en muy poco tiempo.
Si eres algo impaciente, ahora toca el paso más desesperante. Debes dejar fermentar la masa durante unas dos horas tapada con un paño en un recipiente. Cuando termine el tiempo te vas a llevar una gran sorpresa, pues la masa habrá crecido considerablemente y tendremos el doble de lo que en un principio teníamos.
Nuestro pan casero cada vez está más cerca, y es el momento de volver a amasar. Con las manos limpias y un poco de harina sobre la encimera que ayude a que no se pegue la masa, volveremos a amasar durante un rato para quitarle el aire y dejar una masa esponjosa. Solo te queda darle la forma que quieras, si ves que la bola es demasiado, puedes hacer varias barras de pan, o uno solo que quede como un pan rústico. Una vez dada la forma, realiza unos cortes según prefieras y deja la masa preparada en la bandeja una media hora antes de introducirlo en el horno.
Puedes añadir semillas o harina por encima para darle un toque estético según tus gustos. Una vez pasada la media hora, es hora de meter el pan en el horno, que tendrás que haber precalentado, a unos 200 grados. El tiempo dependerá bastante de la forma del pan y su tamaño. Si has hecho la masa entera en un solo pan, el tiempo rondará la hora y media. Si notas que se está dorando más de lo que te gustaría, baja la temperatura a 180 grados para que siga cocinándose pero no se dore más de lo que quieres.
¡Y listo! Ya has hecho un pan casero con tu nieto. Habéis pasado una tarde diferente y divertida amasando y preparando un pan riquísimo con el que merendar y cenar. Y lo más importante, se han quedado en casa, no es necesario bajar al supermercado cada día a por pan, cambia esos cinco minutos por una tarde inmejorable con tu familia, que seguro que te aportará muchísimo más.