El otoño y la lluvia son inseparables. Y cuando tras días de aguaceros aparece el sol, también lo hacen las setas. Salir a recolectarlas es una de las actividades más típicas de los fines de semana en esta época. Sin embargo, es imprescindible tener en cuenta dos cosas.
La primera, y más importante, no tocar un hongo y muchísimo menos comerlo sin ser experto o sin consultar ante. Es muy recomendable haber hecho un curso o llevar contigo a alguien que conozca el mundo micológico a la pefección. Hay hongos venenosos y su ingesta puede llegar a provocar la muerte.
La segunda advertencia es burocrática. Para evitar multas, fundamentalmente. La mayoría de comunidades autónomas regula la recogida de setas con licencias, recogida máxima o periodos específicos en cada zona como también la tipología de hongo que encontrar.
Hoy te hablamos de cuatro de los más comunes: el boletus edulis, la trompetilla o angula de monte, el rebozuelo y los níscalos. Te contamos en el vídeo qué características tienen cada una y las mejores zonas para recolectarlas. Pero antes de nada, es imprescindible recordar que no se debe recoger ni comer una seta que no conozcas ya que algunas especies pueden causar incluso la muerte (dale al play).