La tortilla francesa es uno de los platos más fáciles que podemos elaborar en casa, ya sea a la hora del almuerzo, de la cena o incluso, si te entra, del desayuno. Esta versátil receta, que en su versión original se elabora sólo con huevos batidos cocinados en aceite y con una pizca de sal, lleva siglos salvando nuestras comidas y deleitando nuestros paladares con sus infinitas variedades: con atún, con jamón, repleta de queso, como acompañante de un arroz tres delicias o en un bocadillo con un poco de tomatito… Las posibilidades de la tortilla francesa son infinitas.
Irónicamente, y a pesar de lo integrada que está la tortilla francesa en nuestras dietas, son pocos los que conocen su origen. Porque no, a pesar de su nombre, la tortilla francesa no procede de Francia y, de hecho, poco tiene que ver con el país vecino.
Para los galos, la única omelette realmente autóctona es aquella que esté condimentada con queso, así que la sencilla receta que hacemos en nuestra casa no cumpliría con sus estandartes. Además, en algunas zonas de Francia, este plato alcanza unas grandes dimensiones y suele compartirse con otros comensales, algo que no encaja con nuestra tortilla francesa, esa que hacemos cuando queremos una cenita ligera o un bocadillo rápido.
Entonces ¿de dónde procede el término? Aunque parezca difícil de creer, por eso de los chistes que solemos hacer a costa de nuestros vecinos franceses, la realidad es que hemos sido nosotros mismos los que hemos bautizado a esta receta como tortilla francesa. O, al menos, eso es lo que dicen algunas teorías.
Para conocer el origen del nombre de la tortilla francesa tenemos que viajar al pasado y, en concreto, a la primera década del siglo XIX. La teoría dice que este término se empezó a popularizar en 1810, en plena Guerra de la Independencia, y en el sur del país.
Se cuenta que durante el asedio de las tropas napoleónicas a las poblaciones de Cádiz y San Fernando la falta de alimentos y, concretamente, de patata, llevó a la población a buscar una variante de la tradicional receta de tortilla española por una más sencilla, elaborada tan solo con huevos y sin ningún tipo de condimento.
En “honor” a los franceses, se dice que los habitantes habrían decidido bautizar a este nuevo plato como “tortilla de cuando los franceses”, que luego se acortaría a “tortilla francesa”. Otras teorías, no obstante, afirman que, en realidad, esta nomenclatura pertenece a los catalanes, que habría sido los primeros en llamar al plato como “truita de quan la guerra del francès”.
En esta búsqueda del origen, sin embargo, es conveniente señalar que hay quienes rechazan esta teoría y defienden que el término es posterior. En concreto, estas voces críticas defienden que el apelativo ya aparecía como “A french omelette” en el recetario inglés “Culina Famulatrix Medicinae” de Alexander Hunter, por lo que el nombre provendría, en realidad, de la pérfida Inglaterra y habría surgido en 1804, uno años antes del asedio de las tropas napoleónicas.
Independientemente de su origen, lo que está claro es que la tortilla francesa es un plato muy versátil, sabroso y fácil de preparar. ¿Sale cenita?