Ruta gastronómica: ¿sabes cuáles son los mejores embutidos de cada comunidad autónoma?

  • La gastronomía española es una de las más ricas, populares y variadas del mundo

  • A pesar de que hay elementos comunes en el recetario, cada comunidad autónoma cuenta con sus propias especialidades, y eso incluye al embutido

La gastronomía española es una de las más populares y apreciadas del mundo. A lo largo de nuestro país, podemos encontrar una gran variedad de platos y elaboraciones capaces de conquistar a cualquiera y, si no, pregúntale a algún turista: estamos seguros de que, junto al sol y la playa, destacará la comida como uno de los puntos fuertes de su viaje a España.

Además de sabrosa, una de las principales características de nuestra gastronomía es su diversidad. La cocina del sur no es la misma que la del norte, y aunque hay elementos que pueden coincidir en el recetario (como el aceite de oliva, un imprescindible), cada comunidad cuenta con sus propias especialidades, reflejos de su tradición y cultura que ponen de manifiesto la gran riqueza del país.

Precisamente, hoy nos vamos de ruta para conocer algunas de las mejores variedades de uno de los grandes manjares de nuestra cocina: el embutido. ¿Recuerdas lo que decía el dicho, que del cerdo, hasta los andares? Pues, en efecto, aquí se aprovecha todo, todo, todo. Incluso las pieles.

Lacón (Galicia)

Junto a la androlla, nombre con el que se conoce al chorizo gallego, el lacón es uno de los embutidos típicos de la comunidad. Se trata de un producto muy arraigado entre la población que suele consumirse en fechas especiales, como Nochebuena o el Domingo de Carnavales.

Amparado por la Indicación Geográfica Protegida desde 1997, el lacón procede de las extremidades delanteras o brazuelos del cerdo y debe tener una forma redondeada, un color rosado y un aspecto limpio y firme. Su proceso de elaboración tiene cuatro fases, salado, lavado, asentamiento y curado, y no puede durar más de 30 días.

Longaniza de Avilés (Asturias)

Además de los chorizos y las morcillas, en Asturias encontramos un sabroso embutido: la Longaniza de Avilés. Este producto se elabora con la carne magra del cerdo y especias, se embute en tripa natural, y presenta siempre las mismas características en cuanto a peso, textura y sabor.

La receta de este embutido está patentada por la empresa Vallina, que es la única que lo produce. Por lo general, se suele degustar frita o cocida, acompañada de cachelos gallegos, aunque, dada su versatilidad y su excelente sabor, también puede incorporarse a las fabes o el pote asturiano.

Borono (Cantabria)

Aunque los quesos de Cantabria son más conocidos, en esta comunidad norteña también encontramos un embutido que merece la pena conocer: el Borono. Elaborado con sangre de cerdo, con cebolla, manteca, harina y especias, este producto guarda muchas semejanzas con la morcilla, con la que comparte varios ingredientes, aunque no lleva arroz y su método de elaboración es distinto.

Así, en vez de embutir dentro de la tripa de cerdo, el borono se prepara dejando reposar la masa durante una o dos horas, tiempo tras el que se cuece para que adquiera consistencia.

Este embutido suele consumirse frito y, por raro que suene, con azúcar espolvoreada por encima. Además, puede acompañarse con puré de patata o manzana frita. Una curiosidad: antiguamente se tomaba en el desayuno, con leche y azúcar.

Chorizo de Cantimpalos (Castilla y León)

Al igual que la morcilla de Burgos o la cecina de León, el chorizo de Cantimpalos es una delicia que no podemos perdernos si viajamos a Castilla y León. Típico de Segovia, este embutido se elabora con carne fresca de cerdos alimentados a base de cereales, a la que se le añade sal y pimentón.

Este producto se comercializa en tres formatos, sarta, cular y achorizado, y se come sin cocinar, cortado en láminas y acompañado de pan. Además, desde 2008, cuenta con la Indicación Geográfica Protegida.

Chistorra (Navarra)

Si viajamos a Navarra, es imprescindible que probemos la chistorra, un manjar exquisito que ha traspasado sus fronteras. Esta delicia se elabora con carne fresca de cerdo, ajo, sal y pimentón y se embute en una tripa fina que, por lo general, proviene del cordero, aunque cada vez son más quienes deciden embutirla en una tripa artificial.

De color rojo intenso, la chistorra suele consumirse frita o asada, ya sea en un pincho o como acompañamiento. Eso sí, si tuviéramos que quedarnos con una única receta, nos quedaríamos con los huevos rotos con patata y chistorra, un plato sencillo para chuparse los dedos.

Patatera (Extremadura)

Típica de Cáceres, la patatera es un embutido poco extendido por la Península, pero que merece la pena conocer. Elaborada tradicionalmente durante las matanzas, se trata de una sabrosa mezcla de carne y grasa de cerdo, patata cocida, ajo, orégano, sal y pimentón de la Vera que puede ser tanto dulce como picante.

Gracias a su textura semisólida, la patatera puede consumirse de múltiples formas: como acompañante, untada en pan o cruda, como si fuera chorizo. Su sabor es exquisito, así que, sea cual sea tu elección, no te decepcionará.

Chiquillo (Murcia)

La mejor prueba de que en España se aprovecha cualquier parte del cuerpo la encontramos en el chiquillo, un embutido típico de Murcia elaborado a partir de la piel del cerdo blanco o chato murciano.

Para preparar este extraño manjar, hay que cortar la piel del animal en tiras, montarlas con el sobrante del embuchado y condimentarlas con canela, orégano, sal y clavo. Tras esto, se ata con bramante y se cuece durante diez horas, aproximadamente. El resultado es un embutido con muchísimo sabor y una textura gelatinosa que puede comerse tanto frío como caliente, en rodajas.