El vino que se hace en España es mundialmente conocido y está entre los mejores del mundo, ya sean tintos, blancos, rosados o incluso espumosos. Pero más allá de nuestras fronteras también hay vino y se hace de forma distinta a la que estamos acostumbrados. Entre todos esos métodos y técnicas está el Icewine, el vino que se produce a partir de uvas congeladas. Un concepto que en España podría no parecer de lo más adecuado porque el frío romperías las propiedades de la uva, pero es una técnica a la que se ha sacado provecho en muchos países en los que el frío es el protagonista, produciendo vino de una grandísima calidad.
En Europa es típico de países como Alemania, pero su fama proviene de Canadá, en donde las primeras producciones se llevaron a cabo en los años 70, aunque no fue hasta los 90 cuando realmente el vino de uvas congeladas cogió cierta relevancia y aumentó su producción para comercializarse. Pero a pesar de que su fama está en Canadá, parece que su verdadero origen, allá por 1794, está en Alemania. Y todo fue casualidad de la vida, ya que se hizo un vino a partir de uvas congeladas y, sorprendentemente estaba bueno.
El proceso de elaboración es muy diferente al tradicional que se hace en España, pues para este vino se deja la uva en la viña hasta el invierno, y esto tiene sus consecuencias. Al quedarse más tiempo la uva se deshidrata, por lo que se concentran muchos más azúcares y aromas que le darán un sabor diferente. Además, la vendimia se realiza a mano, cuando las uvas están congeladas, por lo que se suele hacer con temperaturas bajo cero.
Como lo que se hiela dentro de la uva es el agua, se puede extraer su jugo, pero para ello es necesario que se prense la uva justo tras la vendimia para que el hielo no desaparezca y sea posible, pues si se mezcla con el agua del hielo ese jugo quedaría inservible, siendo el prensado un proceso difícil de ejecutar para conseguir aprovechar el máximo de la uva. Y luego está la fermentación, un proceso que también cambia por la temperatura, pues el caldo debe atemperarse para luego comenzar la fermentación en barricas de madera.
Su costoso proceso de elaboración, teniendo en cuenta que hay años en los que no se puede producir si no se dan las condiciones climatológicas necesarias, hace que el precio suela ser más elevado de lo que estamos acostumbrados a ver por una botella de vino normal. Canadá es, actualmente, el mayor productor de Icewine del mundo gracias a su clima, pero en Europa no se quedan atrás, siendo Alemania, Suiza y Austria los principales países productores. Hasta España se ha atrevido, aunque realmente hay muy pocos que sigan el sistema tradicional, ya que la mayoría lo hace a partir de uvas congeladas tras la vendimia en un congelador. En este proceso la concentración de azúcares no es para nada la misma, por lo que el resultado está muy lejos de ser como el original.
Uno de los vinos de hielo más famosos de España es el Amantia, de Bodegas Valdesneros a partir de la variedad tempranillo que se vendimia durante frías noches. Tras su envejecimiento durante cuatro meses en barricas de roble americano, nace un caldo de color rojizo con olores y sabores muy marcados entre lo dulce y lo ácido.
Aunque si prefieres tomar algo más propio del vino de hielo te presentamos el Zweigelt Icewine de Summerhill Pyramid Winery, de origen canadiense y que es un auténtico lujo para cualquier paladar con notas frutales y dulces. Y su exclusividad está patente en su precio, pues una botella cuesta más de 160 dólares.
El vino de hielo a partir de uvas congeladas puede que no sea aún tan famoso como se espera, pero poco a poco coge terreno en los amantes de los caldos más exclusivos, pues su proceso de elaboración es muy delicado, tanto que hay años en los que no se puede producir ni una gota porque las condiciones meteorológicas no se dan. ¿Tú ya lo has probado?