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Vivimos rodeados de infidelidad. El ser humano quiere que su pareja, sus amigos y todos sus allegados le sean fiel. Pero resulta que la fidelidad es un concepto muy amplio. Puedes estar completamente enamorado de tu pareja, pero es imposible que te aporte y te dé todo lo que tu quieres o deseas. Cada pareja es un mundo, unas deciden abrirse totalmente y experimentar otro tipo de relaciones, y otras prefieren cerrarse a una relación tradicional.
Puede que en tu mente aún tengas fresco el grito de “¡Estefanía!”, una de las infidelidades más sonadas de la televisión en los últimos años. Pero no hace falta irse a una isla caribeña para ver si tu media naranja cae o no en la tentación. Porque la psicóloga y terapeuta de pareja Helena Trujillo confirma el mito más famoso, “el ser humano es infiel por naturaleza”, porque es capaz de sentir deseo sexual por más de un individuo. Las personas renuncian a sus propios instintos por mantener la comodidad de la vida en pareja, la familia o la seguridad de que otra persona va a estar ahí para apoyarle.
Es innegable, aún estando en una relación, fijarse en otras personas o sentirse atraídos por ellas. Porque sí, puedes estar enamorado de tu pareja y aún así, serle infiel. Y en muchas ocasiones ni siquiera hay un encuentro sexual. En pleno siglo XXI, las redes sociales están presentes en la vida cotidiana durante las 24 horas del día, por eso surgen tonteos, conversaciones subidas de tono o intercambio de fotografías en las que se enseña de más. Por supuesto, esto se oculta a la pareja, por lo que se podría decir que también es una infidelidad.
Cuando el engaño se produce, tiendes a sentir decepción, despecho, te preguntas qué has podido hacer mal o qué no le has dado a tu pareja que ha ido a buscarlo fuera. Pero el que ha sido infiel también suele presentar una carga con ese sentimiento de culpa y de remordimientos.
Según la psicóloga, y bajo su experiencia como terapeuta, tanto hombres como mujeres son infieles por igual. Pero sí que detecta una doble moral entre ambos sexos por parte de la sociedad. Mientras que en el hombre la infidelidad es más permisiva e incluso suelen alardear de ello con los amigos, en las mujeres el engaño es mucho más lapidario y tienden a sentirse más culpables, sobre todo si hay ya formado un núcleo familiar. Trujillo tampoco hace distinción en el rango de edad en el que más se produce la infidelidad. “Sería un prejuicio, se puede presentar en cualquier momento”, comenta, pues depende de diferentes factores y de las situaciones de cada persona y pareja.
En su gran mayoría, cuando alguien se entera de la infidelidad de su pareja, acude a familiares o amigos. Busca palabras de ánimo y consejos en ellos. Aunque la experta recomienda muchas veces no hacerlo, sobre todo si se va a intentar arreglar la situación entre ambos, por el castigo y pensamiento contrario que se suele verter hacia la persona que ha sido infiel.
La terapia de pareja con un psicólogo experto ayuda a comprender por qué uno de los miembros ha sido infiel. Se intenta gestionar la situación, comprender qué deseos se han despertado en la persona para que le hayan llevado a cometer la infidelidad. Deben hablar entre ellos e intentar incorporar la libertad del amor a la relación y establecer sus límites dentro de la pareja de forma consensuada.
Párate a pensar y escuchar. Entiende qué ha ocurrido, por qué, qué ha sentido la otra persona. Aunque se haya cometido una infidelidad, la comunicación sigue siendo importante. Trujillo explica que para dar un paso adelante se debe ser consciente de que la otra persona no te puede completar, ni puede prometerte estar siempre a tu lado, ni tampoco darte todo lo que pides.
También es importante darte tu tiempo. Gestionar los momentos y las decisiones. Conocer una infidelidad no es fácil, es normal que sufras, y lo mejor es reposar las emociones, centrarte en ti y, poco a poco, con la cabeza ya fría y los sentimientos más claros tomar las decisiones que creas correctas.
Si la relación se da por rota, date tu tiempo hasta comenzar una nueva. Supera y trabaja tus posibles inseguridades y aprende a confiar en el otro. Interioriza que le puedan gustar o atraer otras personas, como a ti, pero que no signifique que no te ame o que vaya a ser infiel.
La infidelidad está ahí, acechando. El ser humano a veces no puede contener sus instintos más básicos, por lo que puede producirse en el momento más inesperado. Lo importante es no culparse a uno mismo, porque aunque en un principio parezca complicado, se puede superar una infidelidad.