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Si aún no tienes claros los planes del puente, te lanzamos una idea: conocer algunas de las bodegas más sorprendentes de nuestro país, tres enclaves para conocer mejor el fascinante mundo del vino, de la cultura que lo acompaña y, por supuesto, de otros placeres gastronómicos que terminarán de redondear la experiencia. ¿Te animas?
En España, y también a nivel internacional, La Rioja es sinónimo de vino así que una escapada de unos días a esa tierra de vides tiene que incluir una visita a una bodega a una de sus famosas bodegas. Una posibilidad es desplazarse hasta Arnedo, en La Rioja Oriental, para conocer las Bodegas Faustino Rivero Ulecia y su oferta de enoturismo.
Arnedo, uno de los pueblos con encanto de la zona, vio nacer en 1899 a la Bodega Faustino Rivero Ulecia, el embrión de lo que posteriormente se expandirá para constituir el importante Grupo Marqués del Atrio.
Con la cuarta y quinta generaciones de la familia al frente, se han convertido en uno de los principales productores de la Denominación de Origen Calificada Rioja, aunque también está presente en otras regiones con D.O. de España e incluso en el extranjero. Además del buen vino, la zona ofrece unas verduras de calidad incomparable con la sque conseguirás el maridaje perfecto
Autenticidad, historia con mayúsculas, una bodega y un santuario dedicado al bienestar. Abadía Retuerta LeDomaine propone toda una experiencia regeneradora que puede disfrutarse en este puente.
Ubicada en Sardón de Duero, cerca de Valladolid, esta bodega ofrece una experiencia, más allá del vino. Una abadía del siglo XII con un legado, más las 700 hectáreas que nos rodean, permiten la desconexión total del que viene con prisas y desde el atasco. El tiempo se para en este establecimiento. Y no es para menos: hay 8.000 metros cuadrados para solo 30 habitaciones y el viajero está viviendo la historia, la cultura de nueve siglos, la música de los pájaros, los paseos por el huerto o los baños de bosque.
Si después de conocer la bodega, quieres conectar aún más con el territorio, puedes realizar una sesión de yoga entre viñedos o sencillamente degustar la comida del huerto y combinarlo con la tranquilidad del entorno.
Sanlúcar de Barrameda alberga algunas maravillas dentro y fuera de las guías de turismo. En esta última modalidad, la visita a la bodega de Barbadillo nos ofrece una experiencia muy especial.
La visita a estas históricas bodegas incluye el recorrido por el Museo de la Manzanilla, por las bodegas propiamente dichas y una degustación de cuatro vinos de Barbadillo.
Fundada en el año 1821, Barbadillo está situada en la zona histórica de Sanlúcar de Barrameda y es una empresa cien por cien familiar. Su ubicación en Cádiz, en plena desembocadura del Río Guadalquivir y frente al Coto de Doñana, añade interés a la visita de la bodega, que ocupa una superficie de casi 75.000 metros cuadrados, repartidas en hasta 16 diferentes bodegas dedicadas a diferentes tipos de vino. Bodegas Barbadillo es líder en la crianza de Manzanilla, ese vino blanco seco que, poco a poco, pese a haber sido un desconocido fuera de Andalucía, va lográndose imponer como uno de los grandes caldos por la complejidad de su sabor.