Es una de las creadoras españolas más internacionales. Empezó a diseñar a principios de los años ochenta, en plena Movida, con un estilo rompedor y original, resultado de fusionar la moda con el arte contemporáneo. Y se convirtió en un fenómeno sociológico. Ha desfilado en casi todas las capitales del mundo, ha tenido puntos de venta en 120 países y contado con 500 licencias de sus productos. Además, es una mujer con capacidad de influencia y una sólida agenda, que durante un tiempo compartió con el periodista Pedro J. Ramírez, el famoso 'Innombrable', del que se divorció tres meses después de casarse. Hoy publica 'Mi historia' (La esfera de los libros), el recorrido personal por sus 62 años de vida. Aviso a navegantes: tiene de todo y para todos.
"El innombrable tiene un mecanismo mental muy raro en el que no existe nada más que su ego. No ha tenido un amigo nunca, no le importan que desaparezcan todos, no le importa nada".
"Los hijos son fundamentales. Yo tengo con los míos una relación absolutamente cercana [...] Mis hijos me parecían mágicos. Me los llevaba a todas partes y me divertía una burrada con ellos. Y, bueno, el padre pagó todo lo que tenía que pagar, que yo fui muy caprichosilla con los niños.
"María ya tenía ocho años cuando empecé con el 'innom'. La niña estuvo en contra de mí desde pequeñita. A mí me parecía que era lista y que no daba la lata, pero no me soportaba y yo tampoco la soportaba a ella".
"Mariano Rajoy, que es muy de acostarse pronto (a las nueve de la noche se toma dos güisquis y adiós muy buenas), no quiso tener una relación con el innombrable [...] Pedro J. descubre entonces al hombrecillo de Ciudadanos, Albert Rivera, y le empieza a llamar. Albert, cuyo mayor mérito era haberse hecho una foto en pelotas".
"Nunca se debe decir que todo va fenomenal porque lo que hay que evitar es causar envidia; aparte de que a nadie le va fenomenal".
"Busquen mujeres famosas divorciadas. Ahí estoy yo, Shakira, Paula Echevarría y Paloma Cuevas, entre otras. De alguna manera me sentí como una categoría en un algoritmo. Lo que no esperaba el algoritmo es que puedo y quiero aprovecharme de él".
"Cebrián, Anson y el innombrable decidían el destino. Anson ha demostrado una humildad y una educación que los otros no han tenido. Los otros están perdidísimos y muy desprestigiados. Y es que se volvieron locos, con una locura paralela como de cara de Klaus Kinski en algunas de sus películas".
"A la tienda de Marqués de Riscal no venía ni el gato y se nos ocurrió hacer unas fiestas. Fue una locura total. En una ocasión vino un autobús de drag queens y trans de Valencia. Vinieron Mario Conde y Zaplana. Umbral vino muchísimas veces. Raúl del Pozo, también. Aparecían desde la gente más rica de España hasta yonquis".
"Mi estilo es traducir el arte contemporáneo a la moda. ¿Pero quién tenía los huevos de ir así? Porque, claro, la tendencia era vestir una mujer objeto. Apretadita, acentuando las caderas y el escote. Luché como una bestia contra eso. ¿Por qué una mujer no puede ir vestida de Michelin?"
"Las que más me ayudaron cuando me divorcié, con mucha diferencia, fueron mis amigas. Son lo más importante, fundamentales, para seguir. Una buena amiga nunca me abandonará".