Ponerle ruedas a la casa es una opción que suena a libertad, aventura, lugares de ensueño, culturas lejanas e historias siempre increíbles. La realidad puede que no sea tan idílica, aunque el censo de caravanas y autocaravanas no deja de crecer, superando las 300.000. Su uso mayoritario es vacacional, pero cada vez toma más fuerza la idea de vivir en ellas. Dos parejas de uppers nos cuentan cómo se decidieron y de qué modo se han acostumbrado a un ritmo de vida nómada, flexible y totalmente diferente.
La primera vez que Rafa y Gaby escucharon que estaban chalados fue en enero de 2019. Ajenos a cualquier opinión o comentario, decidieron que la suerte estaba echada después de una romántica cena de Nochevieja. Su siguiente mudanza sería a una autocaravana, su Cortijo Indalo. Cuatro años después, todas sus chaladuras se han transformado en maravillosos momentos y han ampliado la familia con la llegada de su gata Mica. Ahora son tres "chiflados" viviendo en unos diez metros cuadrados.
El runrún de dejar la "caja de ladrillos" para salir a vivir sobre cuatro ruedas les rondaba desde hacía tiempo y lo hablaban con los amigos y la familia. "Unos nos miraban como si fuésemos unos chalados y otros no nos creían capaces", nos cuentan. Desde el momento que vieron su Tessoro 481 sintieron flechazo instantáneo y su empeño fue creciendo. Antes de mudarse a ella, habían pasado tantos días, noches, meses e incluso años viendo tutoriales, que conocían todos los botones existentes en ese modelo de autocaravana. "Hicimos la mudanza en menos de tres horas", señalan.
Rafa y Gaby son matrimonio y tienen hijos y nietos. Ella dejó de trabajar para disponer de mayor libertad y él es funcionario a la espera de jubilación. Suelen estacionar en lugares diferentes y en cualquiera de ellos se permiten el lujo de sentir que "por unos días, es nuestra casa, pueblo, ciudad, montaña o playa".
Han encontrado su mejor complicidad en unos versos del poeta Ruyard Kipling: "Elegí la vida. Así podré sonreír cuando llegue la muerte, aunque no la elija… porque moriré viviendo". La autocaravana les está dando una visión del mundo hasta ahora desconocida, aunque están convencidos de que “los mayores monumentos que estamos conociendo son las personas".
Su primera autocaravana fue una Benimar 481 de casi cinco metros. La cama era elevada y, por tanto, permitía una amplitud mayor en el habitáculo. "Era grande y diáfana, una maravilla". A mediados de 2021 la cambiaron por una Pilote 696 D, con las mismas características, pero con un metro más que les dio la posibilidad de incorporar un maletero para llevar las bicicletas eléctricas plegables. Dispone además de una puerta de entrada XL, un amplio vestidor y una cocina completamente equipada. Tiene también un depósito de 120 litros de agua corriente y otros de 100 litros de grises (ducha, lavaplatos, etc) y placas fotovoltaicas, 190 amperios de batería para suministrar luz.
Están empadronados en ella y así lo indica su DNI. Se consideran afortunados por la oportunidad de cambiar de vecinos continuamente, conocer gente y vivir nuevas experiencias. "Si un lugar no te llena, pones en marcha el motor y nueva aventura. Las personas con nuestro modo de vida no solo llegamos a conocer un pueblo o su zona de estacionamiento, también al panadero, a la alcaldesa, a la policía. Nos gusta saber la forma de entender la vida en cada lugar".
También energéticamente o incluso en los detalles más cotidianos, esta pareja encuentra provecho. "Se calienta más rápido y barato en invierno. Cuando vas al médico o a la compra, llevas la casa detrás, lo que en muchas ocasiones es una ventaja. Todo es de menor tamaño, aunque se ensucia más por estar abierto o más expuesto al exterior".
Sin embargo, prefieren no detenerse en si esta opción de vivienda es o no ventajosa. "Simplemente te ha de gustar la vida en movimiento, dado que los gastos son parecidos a vivir en una casa de ladrillo". Igual que el resto de los ciudadanos, Rafa y Gabi no se libran de impuestos. "El anual de circulación (alrededor de 120 euros); el impuesto IEDMT de matriculación por la compra de la autocaravana (19% de su valor; unos 12.000), el equivalente al IBI de un piso del tamaño de este transporte por 30 años, pero pagado por adelantado. También el 21% de IVA; es decir, el pago del impuesto por la compra de mi casa como artículo de lujo".
Pagan también un seguro obligatorio. Alrededor de 600 euros al año, a todo riesgo. Además de combustibles, gasoil para movilidad o gas propano periódicamente, según la intensidad del frío. Si estacionan en un camping o área privada, les cuesta entre 10 y 45 euros, dependiendo del lugar escogido.
En su opinión, "España facilita la vida en autocaravana desde el punto de vista climático, la estructura viaria y legislación suficiente. En cuanto a la legislación, es suficiente, pero sin paliativos. No obstante, en algún caso se abusa de la posición dominante de alguna administración al intentar regular lo regulado a veces de forma insólita".
De acuerdo con la legislación vigente, el ciudadano que hace de un vehículo su vivienda habitual debe empadronarse en ella en aquella población en la que se resida más de seis meses al año. O en aquella en la que sume más días al año. Así se determina el pago de impuestos, el centro de referencia para el sistema sanitario y resto de trámites.
En cuanto a la vida cotidiana, Gaby y Rafa destacan la importancia de coordinarse para convivir en un espacio tan estrecho. "Para vivir más de uno, los dos deben tenerlo muy claro. De lo contrario, en un espacio tan reducido pueden saltar chispas y cualquier duda o tensión debe solucionarse de inmediato. Si no, la convivencia sería imposible".
Más allá de estos pormenores, lo importante para esta pareja es que ha encontrado una forma de entender la vida con una singularidad maravillosa: "Cambias de ambiente, de vecinos, la velocidad de la vida y los paisajes. Convives con el amanecer, el atardecer, la luna, las estrellas, la nieve, el viento y la lluvia. Ningún día se parece al anterior, no existe monotonía. Nunca hemos intentado al hablar con pasión de nuestro modo de vida, convencer o vender este como mejor que otro. Solo es el que hemos elegido para desarrollar una vida plena".
Uppers conoció a María y a Jesús hace nueve meses, cuando se dirigían en su autocaravana Charly hacia Cabo Norte para ver las auroras boreales. Después de tantos meses fuera y 24.000 kilómetros recorridos, este año han decidido recorrer España. En su autocaravana Charly, claro. "Hemos echado mucho de menos a nuestra familia, nuestra cultura, la gastronomía y, por supuesto, el sol. Ahora queremos visitar a toda la gente que nos ha dicho durante todo este tiempo que nos querían conocer. Es nuestra forma de agradecer el tiempo y la compañía que nos han hecho sentir gracias a nuestro canal de Youtube y de nuestras redes".
Lo que tienen claro es que quieren seguir viviendo en la Charly: "No concebimos la vida de otra manera. Visitando lugares tan impresionantes como Noruega, donde hay total libertad para acampar, nos dimos cuenta de lo difícil que nos lo ponen algunos pueblos de España, donde se nos prohíbe incluso circular o aparcar. Pero, después de los dos años más bonitos de nuestra vida, viviendo y viajando en nuestra autocaravana, la sensación de libertad es tan grande que, hoy por hoy, los ladrillos tendrán que esperar".