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Es uno de los sectores que siempre van a permanecer estables. ¿A cuál nos referimos? Al sector funerario. Este mercado generó en 2021 en España la cifra de 1.630 millones de euros, un 0,14% del PIB, según datos de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef). La incineración va ganando terreno: un 44,93% del total de defunciones ya se resuelven así, frente al 55% que sigue prefiriendo la inhumación.
En cuanto al tipo de ceremonia, se sigue optando mayoritariamente por las de carácter religioso, y además con un crecimiento sostenido en los últimos tres años, llegando al 88% (3 puntos más que en 2020 y 6 más que en 2019) frente al 12% que alcanzan a las ceremonias laicas. España dispone de 487 hornos crematorios, lo que la convierte en el país europeo con más instalaciones de este tipo.
Mientras las cifras del sector se mantienen estables, el propio concepto de sepelio está experimentando cambios. Hace unos días veíamos cómo el viudo de Agnès Lassalle, la profesora de español asesinada por un alumno, ha dicho adiós a su mujer bailando frente a su ataúd, al compás de la versión francesa de la canción "Love" de Nat King Cole, frente a la iglesia de Biarritz en la que se tuvo lugar el funeral.
En medio de un ambiente de luto, el viudo comienza a bailar en lo que será su último baile juntos, una danza a la que se unen después familiares y amigos de la profesora. El mensaje es claro: en medio de un suceso luctuoso se puede celebrar la vida y generar un recuerdo no solo asociado a la pérdida, sino a los momentos compartidos, una voluntad que podemos expresar en vida, ya sea comunicándoselo a nuestros seres queridos o de manera oficial en un documento de últimas voluntades en el que podemos diseñar nuestro sepelio.
Ya sea con las ideas claras o con la responsabilidad en manos de los familiares o seres queridos, las empresas dedicadas a los servicios funerarios están ofreciendo alternativas que conectan más con la alegría que quién fue la persona fallecida que con la tristeza de los que se enfrentan al duelo.
Como ya se hace en Estados Unidos, algunas de estas empresas se están especializando en lo que se llama 'servicios del recuerdo', nada que ver con el antiguo recordatorio. Entre las ofertas destacadas, posibilidad de un catering después del funeral, teniendo en cuenta los gustos del fallecido, un concierto con el tipo de música que se desee y la entrega de un recuerdo que mantenga viva la memoria de la persona que ya no está. Pueden ser desde unas semillas, si la gustaba la jardinería, a un ejemplar de su libro favorito.
El homenaje no solo incluye objetos o experiencias; la memoria digital también gana adeptos. Se trata de una página web en la que poder compartir condolencias, pero no solo testimonios dolorosos, sino recuerdos, fotos y videos de su ser querido entre la familia y los amigos. Para ello, hay que elegir las mejores fotos, vídeos, canciones o anécdotas preferidas de la persona a la que rendimos homenaje para poder compartirlas con familiares y amigos.
Para los que son más analógicos, también es posible crear un libro que recorra los momentos más especiales de la vida del fallecido; una biografía póstuma realizada con nuestros propios recuerdos y el material que podamos recopilar.
Para los familiares cercanos existen maneras de llevar siempre cerca a su ser querido. Algunas empresas ofrecen la opción de crear joyas a partir de las cenizas de la persona fallecida. Estas joyas pueden ser diamantes o de metales nobles a los que se ha añadido parte de las cenizas o la huella digital.
Para los que tienen un recuerdo vinculado con la naturaleza, algunos familiares prefieren que las cenizas de su ser querido sean utilizadas para plantar un árbol y que forme parte de la naturaleza. Si el deseo es mirar al cielo y recordar a nuestro familiar y amigo, podemos hacer que una estrella lleve su nombre. Ya existen numerosas compañías que certifican la posesión de un pedacito de cielo.
Y si lo que más nos emociona es el arte, la fotógrafa mexicana Gabriela Reyes ofrece a las familias que han perdido a un familiar, una mascota o un ser vivo relevante para ellas, una manera original y bella de rendirles homenaje. Según cuenta en la web de Innerstela ('Estrella interior'), la manera de hacerlo es fotografiar con una técnica especial las cenizas de nuestro ser querido. El resultado es una obra de arte que nos sitúa en los confines del universo del que quizá surgimos.