Como cada año por estas fechas se suele hacer público el listado de presentes que recibe la familia real española. La casa real fue destinataria de un total de 389 regalos institucionales a lo largo del 2022, como señala Zarzuela en su página web. La publicación de este listado, una práctica de transparencia que se viene produciendo desde hace ya ocho años, revela un conjunto totalmente ecléctico de presentes, que incluye desde productos cosméticos y prendas de ropa a libros hasta raquetas de tenis o instrumentos musicales, pasando por equipaciones deportivas y un cupón de la ONCE. Pero, ¿cuál es la regulación de estas prácticas? ¿Se quedan el rey Felipe VI y su familia con estos regalos que reciben? Y si no es así, ¿a quién pertenecen?
El monarca es quien recibe el mayor número de obsequios, según la mencionada lista, más de la mitad de los objetos. Pero también son agasajadas la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, incluso la reina doña Sofía (no así para el rey don Juan Carlos). Un total de 389 son los presentes recibidos en contexto institucional por los distintos miembros de la familia, esto es, aquellos relacionados con sus actividades oficiales o aquellos que les hacen entrega administraciones o instituciones públicas, nacionales o extranjeras.
¿Pero cuál es su destino? ¿Pueden Felipe y Letizia o sus hijas quedarse con estos regalos a título personal? La respuesta la encontramos en la normativa de transparencia que en 2015 sacó adelante la casa real con el inicio del reinado del actual monarca. En este sentido es preciso distinguir estos regalos de carácter institucional de los de tipo personal que también reciben los reyes y su familia. Los primeros, a los que se hace referencia en la citada lista, deben incorporarse a Patrimonio Nacional. Los segundos (que no se publican) podrán ser aceptados por los miembros de la familia siempre y cuando no superen "los usos sociales o de cortesía".
Una comisión, formada por las unidades de la Secretaría General de la Casa de S.M. el Rey es la encargada de valorar cada uno de los presentes de forma individual y decidir sobre su destino: en base a su “importancia histórica, artística, estética o económica” pueden incorporarse a Patrimonio Nacional. Aunque también existe la posibilidad de que se donen a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general. La donación será, en cualquier caso, anónima, sin revelarse el motivo de la misma ni qué miembro de la familia lo recibió.
Este organismo decidirá, también, el destino más adecuado de aquellos regalos institucionales que tengan “carácter fungible, o carezcan de valor histórico, artístico, estético o científico, entre otros”, o cuyo valor económico sea irrelevante y que, por lo tanto, no se incorporarán a los bienes de Patrimonio Nacional.