Tras dos jornadas de consultas con los diferentes partidos políticos, Felipe VI comunicaba a la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, que proponía Alberto Núñez Feijóo como candidato a la investidura. Con esta decisión da comienzo una cuenta atrás electoral que no son pocos los ciudadanos que temen: una repetición electoral en plenas navidades entre turrones y polvorones. Por el momento, ni Feijóo ni Pedro Sánchez cuentan con los apoyos suficientes para lograr ser investidos como presidente del Gobierno, por lo que la fecha de la sesión de investidura es clave ante una posible repetición electoral.
Tanto el 24 como el 31 de diciembre caen este año en domingo, así que para evitar unas elecciones en Navidad o fin de año la sesión de investidura debería comenzar el 29 de agosto, con la primera votación el día 30 y, si no hay mayoría absoluta, una segunda votación el viernes 1 de septiembre en la que valdría una mayoría simple. No obstante, la fecha exacta para celebrar la sesión de investidura es competencia de la presidenta del Congreso, que tendrá que fijar el día.
En caso de que Feijóo no logre ser investido en primera o segunda votación hay un plazo de dos meses en el que tanto el líder del PP como Sánchez pueden buscar los apoyos necesarios para lograr una mayoría con fecha límite el 30 de octubre. En caso de que ninguna candidatura prospere, al día siguiente se publicaría un real decreto en el que se convocarían nuevas elecciones 47 días después: el 17 de diciembre.
Dado que el 29 de agosto es la próxima semana, probablemente la sesión de investidura se traslade a septiembre para que no sea demasiado precipitada, aunque esta se celebraría en la semana del 25 de septiembre, ya que de hacerse antes y que ningún candidato logre ser investido dentro de los plazos, las elecciones caerían el 24 o el 31 de diciembre, algo que las formaciones políticas quieren evitar.
En cambio, de posponer el debate de investidura hasta la semana del 25 de septiembre, unas hipotéticas elecciones caerían el 14 de enero, con una campaña electoral más corta, de solo 8 días, que entraría mayoritariamente ya fuera de fechas navideñas.