Bailarina antes que paracaidista: Montse Mechó, deportista de élite a los 90 años

  • La barcelonesa Montse Mechó atesora un increíble curriculum deportivo a los 89 años

  • Comenzó haciendo ballet a los siete años, fue campeona de España de salto de trampolín y a los 88 hizo su salto 936 en paracaídas

  • A punto de cumplir los 90, sigue nadando en su club de siempre y ganando a las nadadoras más jóvenes

Para la barcelonesa Montse Mechó hacer deporte es tan normal como respirar. Supo lo que era la disciplina del ballet a los siete años y, desde entonces, cumplidos los 90 ha seguido haciendo ejercicio. Pero no cualquier ejercicio: ha logrado hacer 936 saltos en paracaídas, competir en salto de trampolín, bucear a 50 metros de profundidad, hacer windsurf y bajar del Aneto esquiando. Solo leer sus hazañas deportivas da fatiga, pero a Mechó se la ve pletórica. "Siempre me dicen que sonrío y es verdad, porque soy feliz", afirma en una entrevista a NIUS.

Del ballet a la natación

Montse y su hermana empezaron a bailar en las clases de ballet en las que su madre tocaba el piano. Poco más tarde, convencida por un amigo de la familia, hizo un cursillo de natación en el Club Natació Barcelona, al que sigue acudiendo cada día y donde es muy querida.

Como nadadora llegó a competir, pero lo que más le gustaba era los saltos de trampolín y palanca, una disciplina en la que pudo aplicar sus conocimientos de ballet. ¿El resultado? Una postura impecable en el salto que le hizo ganar el campeonato de España.

La pasión por la altura

Con los años no descuidó su afición por el deporte y la aventura. Saltó en paracaídas por primera vez a los 49 años, durante una estancia en Empuriabrava (Girona), donde su hijo había montado una escuela de windsurf. Le dieron las instrucciones pertinentes y, simplemente, saltó. Sin nervios y con alegría. Cuando tocó el suelo los instructores le dijeron que no había dejado de sonreír. Y así había sido.

Al entrar en la década de los 50, viajó por todo el mundo saltando en paracaídas. Incluso subió al Mi-26, el helicóptero más grande del mundo, perteneciente al ejército de la antigua URSS. Poco después, el descomunal aparato acabó en un desguace. Los nuevos dirigentes políticos no le vieron más utilidad. Para Montse, había cumplido su cometido: sentir la pasión del vuelo y la altura.

Con su hijo Eduard tuvo una relación especial, unidos por el deporte y la adrenalina. Tan audaz como su madre, Eduard practicó distintas disciplinas, pero un fatal accidente de pesca submarina acabó con su vida. Lejos de arredrarse, Montse decidió continuar haciendo paracaidismo. Dice que así se siente más cerca de su hijo.

La última hazaña

A los 88 años, en 2021, Montse Mechó hizo su salto número 936. Había dejado el paracaidismo, pero unos productores de Netflix la convencieron para participar en el documental 'Historias de una generación, con el papa Francisco'. El documental coincidió con la demencia de su hermana, que tuvo que ser ingresada en una residencia. Su prioridad fue entonces cuidar de ella, así que dejó el deporte de riesgo por la marcha nórdica.

Su hermana murió durante el rodaje y, aunque le gustaría continuar con el paracaídismo, ya no le renuevan la licencia. Con la natación, no hay problema: sigue tan activa como siempre en el club de toda la vida.

Muy pronto, en octubre, cumplirá los 90 años y toda la familia va a celebrarlo. Mantiene el contacto con todos a través del móvil, la tablet y, claro está, el contacto directo con aquellos que viven más cerca. Montse no quiere retirarse nunca. De hecho, acaba de ganar el trofeo a la nadadora más longeva en el torneo catalán, pese a su competidoras son más jovenes. Para Mechó, dejar el deporte es dejar de sonreír a la aventura de la vida.

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