Tu multiherramienta cumple 40 años: la historia del ingeniero que necesitaba un alicate y creó un emporio

  • Hace 40 años un ingeniero norteamericano fundó una de las fábricas de multiherramientas más exitosas del mundo

  • Timothy Leatherman creaba en 1983 unas herramientas versátiles, efectivas y duraderas que a día de hoy son inmensamente populares

  • Solo un años después la compañía vendía unas 30,000 unidades de su primera multiherramienta, a principios del nuevo milenio facturaba 100 millones de euros anuales

Dicen que los hombres, a diferencia de las mujeres, no son buenos haciendo más de una cosa a la vez. Tal vez por eso inventaron las multiherramientas. ¿Por qué nos fascinan este tipo de utensilios? Bueno, son sólidas, prácticas, funcionales: llevar una encima te garantiza la capacidad de resolver problemas que esperan que resuelvas.

Hoy en día el mercado de las multiherramientas no solo mueve millones de euros alrededor del mundo sino que los productos se van sofisticando a medida que avanzan los avances tecnológicos: muchas incluyen, por ejemplo, sets para abrir y reparar un smartphone.

Pero volviendo a nuestra pequeña historia, todo empezó hace mucho tiempo con joven ingeniero de Portland que quería llevar a pasear por Europa en coche a su flamante esposa.

Mi reino por unos alicates

Era un viejo Fiat 600. Era el año 1975. Timothy S. Leatherman un ingeniero de la Universidad de Oregon y su mujer, Chau, se habían embarcado por un viaje por Medio Oriente y Europa, y al pasar al viejo continente decidieron comprar un coche para recorrerlo sin prisas. Así fue como en Ámsterdam adquirieron por 300 dólares un antiguo Fiat 600 que pronto empezó a dar señales de agotamiento existencial: los dejaba tirados cada tantos kilómetros. Leatherman, ingeniero al fin, lo reparaba como podía usando lo que tenía a mano, un cuchillo de bolsillo. Pero necesitaba atornilladores, pinzas, limas y alicates, sobre todo alicates.

Para mayor desazón de la pareja, su precaria economía solo les daba para alojarse en posadas y hoteles de mala muerte llenos de fugas y tuberías ruidosas, Leatherman podía arreglárselas pero no viajaba con una caja de herramientas encima. Os podéis imaginar que lo primero que hizo al volver a casa tras el caótico fue aplicar el 'do it yourself' tan caro a los americanos.

Así que se pasó algunos años perfeccionando el prototipo de lo que llamó "Mr. Crunch" (inspirada en los Boy Scout, diría) una herramienta múltiple cuyas hojas y atornilladores se plegaban en torno a un, sí, un alicate perfectamente funcional. Leatherman inscribió su primera patente estadounidense en 1980. Después de un refinamiento adicional, el primer producto comercial de la su flamante compañía se introdujo en 1983, hace 40 años, como Pocket Survival Tool (PST) y se vendió inicialmente a través de los catálogos de pedidos. Para 1984 Leatherman vendía 30,000 unidades de su nueva herramienta. Y el resto es historia.

Entra McGyver

El concepto en realidad es del s. XIX: en 1891, Karl Elsener, por aquel entonces propietario de una compañía que fabricaba equipamiento quirúrgico, descubrió (para su consternación) que las navajas de bolsillo del Ejército suizo estaban fabricadas en Alemania. Y no, no era una buena época para las relaciones de los alemanes con el mundo. Elsener decidió tomar cartas en el asunto y fundó la Asociación Suiza de Cuchilleros con un propósito simple: cuchillos suizos para el ejército suizo. Pero los soldados no solo necesitaban cuchillos sino unos destornilladores para poder limpiar sus rifles.

Por si no lo han adivinado, Elsener fue el fundador de una pequeña compañía llamada Victorinox, que sigue siendo la insignia de las clásicas 'navajas suizas' las multiherramientas más populares (y le vende al ejército unas 50,000 unidades al año). Las mismas con las que tu admirado McGyver de la adolescencia podía escapar de casi cualquier situación adversa o construirse un misil antiaéreo.

No puedes hacer eso con una multiherramienta Leatherman, Victorinox, Gerber o cualquiera de las otras marcas que inundan el mercado. Pero puedes reparar una tubería o el radiador de un coche. Puedes sentirte útil. Todo lo demás es carne de terapia.