¿Cuál es la diferencia entre ser guapa y ser bella? Al margen de opiniones personales, es posible que el denominador común de lo que llamamos belleza esté en el misterio de la vida reflejándose en una mirada, en la profundidad de la experiencia y en el alma que asoma en el rostro. Y todo eso puede aparecer excepcionalmente en la juventud y con certeza al ir cumpliendo años.
La actriz norteamericana Andie MacDowell debió pensar algo muy parecido cuando una periodista italiana le preguntó hace 20 años, al cumplir los 40, cómo se sentía al "ir perdiendo la belleza". La pregunta le impactó tanto que primero pensó que era consecuencia del mal inglés de su interlocutora. Cuando comprobó que iba en serio, empezó a compartir una serie de argumentos que, en sí mismos, componen un formidable manifiesto de lo que supone cumplir años.
"Me pareció increíble lo que preguntaba: ¿era así como iba a sentirse esta mujer cuando cumpliera 40? ¿Creía que la belleza llega hasta los 40 y luego desaparece? Entonces y ahora no me veo perdiendo belleza, sino siendo bella de una manera diferente, una belleza que muestra su alma a través de la mirada. Hay algo en los ojos que no tienes a los 20. Y eso solo se consigue al cumplir años", explica en su post la protagonista de 'Cuatro bodas y un funeral'.
MacDowell va a un paso más allá explicando las diferencias que el mundo del cine y la televisión hacen entre los hombres y mujeres silver. "A los hombres mayores se les permite que sigan haciendo e interpretando todo tipo de papeles, pueden seguir siendo sexys y actuar con mujeres mucho más jóvenes, pero con las mujeres es distinto: a partir de una edad no saben qué hacer con nosotras", señala en otra publicación de IG.
Pese a ello, la actriz, que en estos últimos años ha desarrollado una prestigiosa carrera coronada con varios Globos de Oro, confiesa que la llegada a la madurez le ha supuesto una enorme liberación: "Es maravilloso ser silver, da igual lo que interprete o lo que haga, me siento optimista y poderosa. Pero sí -admite- creo que habría que hacer con las mujeres de 50 lo mismo que se hace con los hombres".
Andie MacDowell es una estrella de fama mundial, pero si buscamos en niveles menos estratosféricos, comprobaremos que el universo silver, sobre todo el de las mujeres, está poco representado en medios, cine y televisión, el espejo de la sociedad.
En el caso de la publicidad, la poca presencia de los mayores ha sido una tónica constante en las últimas décadas. Y cuando aparecen, según los expertos, suelen representarse de forma estereotipada o peyorativa. Sin embargo, algo está cambiando en este sentido. Aunque aún de forma tímida, comienzan a aparecer iniciativas en contra de este edadismo o discriminación por razón de edad. Junto a Se suman dos campañas recientes, la primera de l’Oréal en redes sociales que contó con una decena de influencers de entre 45 y 84 años, y la última campaña de Zara de este verano con Ángela Molina.
Pero quizá la campaña más atrevida hasta la fecha ha sido la realizada por Loewe con una casi nonagenaria Maggie Smith encarnando los valores eternos de la marca, tan eternos como su interpretación en 'Una habitación con vistas' o la fascinante condesa Violet de 'Downtown Abbey'.
El peso demográfico que, poco a poco, sigue ganando el colectivo de personas mayores es una de las posibles razones de esta tendencia, apuntan los expertos. Según las previsiones de la ONU, el número de mayores de 65 años se habrá más que duplicado a mediados de siglo: si en 2021 había 761 millones de personas con esa o más edad, en 2050 alcanzarán los 1.600 millones. España no es una excepción a esta tendencia. El informe 'Envejecimiento en red' cifraba a principios de 2022 en 9.479.010 el número de personas mayores de 65 años, un 19,97 % sobre el total de la población, lo que indica que esta población sigue aumentando, tanto en número como en proporción.
Para combatir el edadismo no basta con aumentar la presencia de los mayores en la publicidad, que según un estudio realizado por la agencia de publicidad Sra. Rushmore en 2018 apenas alcanzaba el 3% entre los mayores de 65 años. La clave no es solo aparecer en los anuncios, sino la manera en la que se aparece. Aunque aún se repiten estereotipos de género y edad, algo está cambiando en la manera de percibir edad y belleza, como da a a entender la propia Andie MacDowell en sus posts de Instagram.
Cada vez hay más marcas convencidas de que el edadismo es una manera de discriminación y, por tanto, es impropio de una sociedad que aspira a ser justa. Sin embargo, aún queda mucho por hacer en un entorno donde luchar contra ciertas lacras es, simplemente, una muestra de marketing oportunista.
Con todo, existen campañas significativas que están contribuyendo al cambio. Entre ellas, #OldLivesMatter, lanzada en época de pospandemia por decenas de sociedades de geriatría y gerontología de todo el mundo; la protagonizada por Jose Coronado para Chocolates Valor, que huye de los estereotipos negativos tradicionales asociados al envejecimiento, y otras de la firma Dove como Pro-Age, #BeautyBias o #KeepTheGrey, para la que la marca decidió cambiar su logotipo dorado por una versión de color gris con la que apoyar a las mujeres que sufren discriminación laboral por no querer teñirse el pelo. Las canas se han convertido, así, en símbolo de una madurez felizmente asumida, plena y sin cánones. En la sociedad de lo inmediato y lo nuevo (también de lo efímero), el mismo paso del tiempo asociado a un cabello blanco, lo que en otros momentos se ha querido ocultar y menospreciar, aparece ahora como la exultante prueba de lo que significa una vida bien vivida.