1986. Es el primer año en el que 'La Peña del Rey Moro' salió en un desfile de carnaval. Son un grupo de amigos de Toledo que, desde entonces, año tras año preparan disfraces y carrozas para disfrutar de esta noche de fantasía. Comenzaron siendo unos jóvenes treintañeros y ahora, 34 años después, están casi todos jubilados pero con la misma energía que entonces. Les acompañamos en la noche de Carnaval 2020 para vivir, en primera persona, su fiesta y entender por qué se han ganado la simpatía de todos los toledanos.
Su historia se remonta a los inicios de esta fiesta en su ciudad. "Estuvimos organizando los primeros carnavales y tres años después ya nos convertimos en una peña. Salimos de 'Barrio Sésamo' y ¡algunos de los disfraces nos los compró un circo después del desfile!", exclama Luis Balairón, de 65 años y uno de los fundadores.
A partir de ese momento ideas, reuniones y muchas horas de trabajo rodean esta noche. "El grupo ha variado mucho. Curiosamente los más jóvenes dejaron de salir y hemos quedado los mayores. Hay gente nueva, algunos se van y luego vuelven pero el núcleo seguimos siendo los mismos”, explica Luis.
Además de la gente, el modus operandi también ha evolucionado nos cuenta Lola, de 64 años y presidenta de la peña. "Cuando el carnaval era más pequeño lo pasábamos genial. Había muchas ideas, votábamos la que más nos gustaba a todos, el Ayuntamiento nos dejaba locales para trabajar… Hemos pasado mucho frío pero siempre ha merecido la pena".
Han sido muchos los desfiles en los que este grupo ha sido protagonista. "Salíamos como agrupación pequeña y nuestros disfraces siempre iban acompañados de una performance. Hemos ganado muchos premios y a raíz de que el carnaval se modernizase y fuese más estilo brasileño, crearon el galardón simpatía, que conseguíamos casi todos los años”, explica Luis.
Sin embargo, desde hace ocho, los peñistas decidieron dejar el desfile y pasearse por las calles de Toledo para interactuar con el público. "Ahora tenemos un sitio adjudicado porque venía tanta gente a bailar con nosotros que llegó un momento en el que, por motivos de seguridad, no podíamos irnos moviendo", cuenta la presidenta.
El fin de semana después de Reyes es una fecha marcada en el calendario para estos amigos. "Nos juntamos a cenar y decidimos qué vamos a hacer. Siempre hay ideas de otros años o inspiraciones que nos convencen", nos cuenta Lola. A partir de ahí las reuniones son prácticamente diarias.
"Durante más de un mes nos vemos por las tardes, tomamos cañas, cenamos y curramos mucho". Arquitectos, interioristas, físicos, empresarios, funcionarios, periodistas y, sobre todo, muchos manitas forman la Peña del Rey Moro. En los últimos años una misma estructura ha servido de televisor gigante para el 'Festival de Eurovisión', de molino de 'Moulin Rouge' y este año hasta de tablao flamenco en 'La Taberna del Rey Moro'.
Para esta peña el carnaval es más que solo disfrazarse. Cada año Antonio, físico y profesor de matemáticas jubilado, prepara una coreografía para que peñistas e invitados bailen. "Busco ideas en internet, voy adaptando pasos y poco a poco va saliendo. Siempre pienso que no voy a tener ideas pero dos semanas antes se me suele ocurrir algo", explica.
Una de las curiosidades de esta agrupación carnavalera es que solo se habla de la temática pero no de los disfraces. "Parte de la diversión es encontrarnos esa noche y ver cómo vamos cada uno. Tenemos muy interiorizado el estilo después de tantos años y por eso no hablamos del disfraz de cada uno, es totalmente sorpresa y nadie decepciona”, cuenta Lola.
Para estos amigos la noche de carnaval empieza sobre las once y se extiende hasta las siete de la mañana cuando, después de guardar la carroza, desayunan chocolate con churros. Pero no es el único momento del año en el que disfrutan juntos. "Después de tantos años somos muy buenos amigos. Nos vemos todos los meses, hacemos excursiones y siempre hay algo que celebrar, un cumpleaños o lo que más nos gusta: una jubilación", exclama la presidenta.
Este año 'La Taberna del Rey Moro' la han formado 27 personas sin contar con todos los espontáneos que, sabiendo el motivo, se suman a la fiesta. "Somos la verbena para adultos, con música de nuestra época, sin reggaeton. Hemos conseguido que, además, nuestros hijos quieran seguir disfrutando de esta noche con nosotros, incluso nuestros nietos, tres generaciones juntas. Nos lo montamos muy bien, somos más divertidos que muchos jóvenes", nos cuenta en plena fiesta Esther, otra de las peñistas más veteranas, mientras le da un sorbo a su rebujito. Porque sí, en esta peña hasta la bebida es acorde con el disfraz.